El Mazda MX-5 lleva incorporado en el asiento uno de los nueve altavoces de un equipo Bose para que el sonido te envuelva mientras disfrutas de la carretera
Nueve altavoces lleva el equipo de sonido Bose del Mazda MX-5. Uno de ellos, situado justo en el reposacabezas para que la música te envuelva mientras conduces. Forma parte del equipo opcional y, aunque no exclusiva, es una de las señas de identidad de este biplaza con tracción trasera, motor delantero y potencias de 132 y 184 caballos.
Todo empezó en Chicago
El primer Mazda MX-5 se presentó al público en febrero de 1989, hace 34 años, en el Salón del Automóvil de Chicago. Inicialmente, se prepararon dos proyectos para lanzar este roadster, uno de ellos en Japón y otro en el centro de Diseño que la marca tiene en California (EE.UU.). La opción californiana fue finalmente la elegida y la que se lanzó al mercado bajo el nombre de MX-5, un acrónimo procedente de Mazda eXperimental 5, el nombre interno utilizado durante su diseño y desarrollo. Las siglas MX-5 son hoy inmediatamente identificadas en todo el mundo, salvo en Japón, donde este coche se conoce como Eunos y en EEUU donde le llaman Miata.
Mirar al pasado, clave de su aceptación
El MX-5 tomaba el relevo de los míticos descapotables biplaza europeos de los años 50 y 60, divertidos y asequibles. Este tipo de coches, como el Triumph Spitfire, el MG MGB o el Sunbeam Alpine, habían desaparecido prácticamente del mercado en los años ochenta. En aquel momento los descapotables de este tipo parecían condenados a desaparecer. Solo se ofrecían algunos modelos de marcas premium, con elevadas potencias y precios, como el Mercedes-Benz SL, el BMW Z1, el Jaguar XJ-S V12 o el Porsche 911 Cabrio.
Los ingenieros y diseñadores de Mazda consideraron todos los condicionantes de estos coches, calibraron sus ventajas e inconvenientes y llegaron a una conclusión. El MX-5 debía contar con un motor en posición delantera longitudinal y propulsión trasera, unas elaboradas suspensiones de doble trapecio, un peso por debajo de la tonelada y una óptima distribución al 50:50 entre los dos ejes. Todo pensado para ser ágil, divertido y, lo más importante, ofrecer un precio alcanzable para aquellos que no querían privarse de la emoción de conducir un auténtico deportivo descapotable.
Los coches con tracción trasera y motor central tienen un reparto de pesos muy equilibrado, ofrecen mejor ángulo de giro y un mayor agarre a la salida de las curvas
Las ventajas de la configuración motor central-tracción trasera eran muchas. Grandes marcas como Mercedes-Benz o BMW ya habían apostado tradicionalmente por esta disposición en la que el reparto de pesos es muy equilibrado. Entre sus aciertos estaba que, al transmitir toda la fuerza al eje posterior, se reducían las pérdidas de tracción en los arranques rápidos o a la salida de las curvas. Las ruedas delanteras se encargaban únicamente de la dirección y podían así, y gracias a la mayor simplicidad del mecanismo, ofrecer un mejor ángulo de giro.
Eso sí que fue un pelotazo
Aquel primer MX-5 se convirtió rápidamente en un éxito comercial a escala mundial. Conquistó a los conductores veteranos que ya conocían los deportivos europeos de los 50 y los 60 pero también se supo ganar a los conductores más jóvenes gracias, en parte, a un precio muy competitivo.
La esencia, planteamiento técnico y filosofía del MX-5 se mantuvieron en la segunda generación, que llegó en 1998, y en la tercera, que lo hizo en 2005. La actual, vigente desde 2015, es la cuarta. ¿Qué ha cambiado entre la primera y la actual? Una de las consignas de los diseñadores de Mazda ha sido siempre que su silueta resultara reconocible al instante a 100 metros de distancia.
El Mazda MX-5 hoy sigue fiel al concepto original, pero adaptado a la realidad actual en todo lo referente a tecnología, seguridad, eficiencia y confort, como lo demuestra el sonido envolvente que sale del reposacabezas y el propio diseño del habitáculo. Todo parece intacto, aunque no lo es. La columna de la dirección cuenta ahora con ajustes vertical y en profundidad. Hay además una pantalla táctil de 7” pulgadas para el sistema de infoentretenimiento y en la consola central, por detrás de la palanca del cambio, se encuentra un mando giratorio y unos pulsadores que también accionan el sistema multimedia.
Pasión concentrada
El Mazda MX-5 es un coche más bien pequeño. Tiene una longitud de 3,92 metros y una altura de solo 1,23 m. El propulsor más potente sigue siendo atmosférico, tiene una cilindrada de 1.998 centímetros cúbicos, con cuatro cilindros en línea, 16 válvulas e inyección directa. La potencia máxima, de 184 CV, se obtiene a 7.000 rpm y el límite de revoluciones se ha situado en las 7.500 rpm, 700 rpm más que en la versión anterior. También hay disponible un motor con menos potencia, a su vez atmosférico, con 1,5 litros de cilindrada y 132 CV. En los dos casos se ofrece con capota rígida y de lona. ¿Cuál elegir? Depende. Los verdaderos apasionados al automovilismo preferirán la de tela. Pesa menos y, sobre todo, se mantiene fiel a aquellos roadsters de mediados del siglo pasado que tantas canciones, películas y emociones inspiraron y desataron.
El Mazda MX-5 está disponible a partir de 28.400 euros.
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