El feto no tiene bacterias. Empieza a adquirirlas en su camino al exterior. “Los bebés tienen una flora de po­cas especies.

En los primeros meses varía de un día pa­ra el siguiente, y es muy distinta de un niño a otro. Se va ha­ciendo más similar a partir del pri­mer año, y a partir de los dos es ya muy parecida a la de un adulto”, cuenta el investigador Francisco Guarner. La de cada adulto depende de factores muy diversos.

dientes… El Streptococcus mutans vive en la placa dental, donde transforma la sacarosa en ácido, que puede “picar” los dientes.

… y Encías. El género Campylobacter se encuentra en varias zonas del cuerpo. Algunas especies se alojan entre dientes y encías.

Como uvas. Se arraciman en la piel y la nariz de personas sanas, pero los Staphylococcus aureus pueden causar enfermedades.

A flor de piel. No solo en la nuestra. El Micrococcus luteus también se pasea por la superficie de otros mamíferos. Puedes llevártelo a la playa: aguanta la sal y secarse.

Sana, sana. Ya se encuentra en los yogures. El Bifidobacterium longum se encarga de que el intestino funcione bien, frena bacterias malas y aumenta las defensas.

Justa medida. Una cierta cantidad de Gardnerella vaginalis está presente en la vagina de todas las mujeres. Pero su exceso y combinación con otras bacterias causa vaginitis.

Popular. Es uno de nuestros habitantes más conocidos. La Escherichia coli se instala en el intestino humano 48 horas después de la primera comida, y ahí permanece.

Redacción QUO