Con gran maestría y al estilo de La gran evasión, un pulpo logró huir del acuario y dirigirse camino a la libertad: el océano. Ocurrió en Nueva Zelanda, donde uno de los trabajadores de mantenimiento dejó la tapa del acuario ligeramente abierta. Inky, uno de los dos pulpos que se encontraba en su interior, no dudó en aprovechar la ocasión para poner sus tentáculos en polvorosa y emprender un duro camino a través de los tubos del desagüe hasta su libertad.

A pesar de que dichos tubos eran bastante estrechos, Inky logró su objetivo. Según explica Rob Yarral, del acuario nacional, los cefalópodos tienen el don de poder estirarse y encajar en espacios pequeños. De ahí su fama de ‘escurridizos’. La fuga se produjo el pasado mes de enero, aunque hasta ahora no había trascendido a los medios de comunicación.

Según declaró entre risas Yarrall a BBC, «se las ingenió para huir por uno de los orificios de drenaje que van al océano. Ni tan siquiera nos dejó una nota».

Fuente: mashable.com

Redacción QUO