Los geckos son muy conocidos por su extraordinaria habilidad para escalar paredes lisas gracias a hileras de pequeños pelos finísimos en sus extremidades que generan una atracción eléctrica muy débil conocida como fuerza de van der Waals. Estas microestructuras son tan fuertes que un dedo basta para soportar 20 veces el peso del gecko. Hasta ahora los científicos desconocías si esta capacidad era algo que estos reptiles podían dominar a voluntad con el movimiento muscular o si sus patas eran intrínsecamente pegajosas. Investigadores de la Universidad de California hicieron la prueba con geckos vivos y muertos y descubrieron que ambos se anclan a las paredes con la misma eficacia, es decir, siempre son pegajosos. Lo que tienen que “aprender” es a despegarse, lo que hacen hiperextendiendo los dedos de sus extremidades, algo exclusivo de los reptiles con pies acolchados.
Este hallazgo, asegura Timothy E. Higham, uno de los responsables del estudio, tiene importantes aplicaciones en campos que van de la robótica al deporte, como demuestra la creación de los guantes de Spiderman, unas piezas confeccionadas con material inspirado en los geckos que permite escalar paredes y que ha sido dsieñada por expertos en biomimética de la Universidad de Stanford.
Redacción QUO