Más de doscientas figuras de mujer, talladas durante el Paleolítico superior, desde hace 40.000 años, representan un inquietante misterio sobre los primeros humanos que poblaron el mundo, las primeras y los primeros Homo sapiens. 

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Sus formas generosas parecen hoy un grito de rebeldía contra el dictado de la delgadez, pero ¿qué representan estas pequeñas figuras sin rostro? ¿por qué muchas de ellas están mutiladas? ¿por qué sus formas voluptuosas? ¿por qué su extrema sexualidad?

Al abrigo de cuevas, aún nómadas, enemigos (y amantes) de neandertales, supervivientes a la gélida glaciación que inexplicablemente no les deshizo en hielo a todos, aquellas primeras mujeres y hombres de nuestra especie esculpieron, meticulosamente, figuras voluptuosas y desnudas, que posiblemente llevaban consigo cuando emprendían camino hacia un nuevo destino.

Nadie sabe aún a ciencia cierta de dónde salieron aquellos primeros Homo sapiens, los nuestros, cuál fue su origen, desde qué lugar en África emprendieron viaje. Nada. Nadie puede aún hoy dar respuesta a estas preguntas con absoluta certeza. La especie fantasma, nuestros ancestros, apareció de pronto, pero con rotundidad, en Asia y Europa y, cuando llegaron, tomaron dominio del mundo. Aquello sucedió hace aproximadamente 45.000 años, tiempo aún de neandertales y, con los nuestros, los Homo sapiens, llegaron las Venus.

Con los Homo sapiens llegaron las Venus  

La más antigua conocida es la Venus de Hohle Fels, encontrada en la cueva que le dio nombre, en Schelklingen, Alemania. Tiene entre 35.000 y 40.000 años y está tallada en el marfil del colmillo de un mamut lanudo. Es una figura que estremece. Tiene unas proporciones extremadamente voluptuosas,  pero no tiene pies ni cabeza.

La Venus de Hohle Fels es solo el comienzo de una serie de figuras talladas a lo largo del mundo prehistórico, desde los Pirineos, hasta Siberia.

En  lugar de una cabeza, la Venus de Hohle Fels tiene una especie de lazo de piedra, un orificio, que quizá sirvió para hacer de ella un colgante.

¿Por qué aparecen figuritas similares en yacimientos tan distantes? ¿Por qué sus cuerpos voluptuosos? ¿Por qué desnudas? ¿Por qué no tienen manos, piernas, a veces cabeza? ¿Por qué mujeres?

Las figurillas de Venus son anteriores en miles de años al mito sobre la diosa Venus, así que el que estén asociadas a la fertilidad y la sexualidad, dos rasgos de la diosa romana, es solo una idea moderna. Originalmente recibieron el nombre de Venus Impúdicas.

Las Venus impúdicas

La primera Venus la encontró un noble francés, el Marqués de Vibraye, en el año 1864 en un importante yacimiento arqueológico en Dordoña, al suroeste de Francia. Está tallada en marfil, mide 8 cm de altura y quizá tuvo cabeza, pero la perdió. Carece de pies, le faltan los brazos y posee una abertura vaginal fuertemente incisivaEl estómago es plano y podría ser el de una niña. Vibraye buscó un nombre para ella y pensó en las Venus Púdicas romanas, que representan a la diosa Venus cubriendo su pubis desnudo con la mano derecha y los pechos con la otra. En contraste, ante la absoluta desnudez de la estatuilla que acababa de encontrar, la llamo Venus Impudica. De este nombre se deriva el término «figuras de Venus», comúnmente utilizado para este tipo de esculturas.

 

La mayoría están talladas en colmillo de mamut, pero también se utilizaron dientes, astas, hueso y piedra.

Son bastante pequeñas. Algunas caben en la palma de una mano. Con tamaños que suelen oscilar entre 2,5 cm y 10,2 cm, aunque se han encontrado algunos ejemplos de hasta 24 cm. La mayoría están talladas en colmillo de mamut, pero también se utilizaron dientes, astas, hueso y piedra. Sin embargo, apenas las hay hechas de arcilla, que era el material más usado para el arte. Las mayoría son desnudos femeninos voluptuosos. Senos grandes, caderas, vientre y pubis exagerados, y a menudo no tienen rostro, ni brazos, ni manos, ni piernas,

Se han encontrado en yacimientos de toda Europa y tan lejos como Siberia. Dentro de cuevas, pero también al aire libre, y solo raramente en lugares de enterramiento.

La fábrica de mujeres

La Venus de Renancourt se encontró por casualidad, bajo unas hojas caídas en una parte de la excavación que iba a ser clausurada. La estatuilla mide apenas 4 cm y se calcula que tiene 23.000 años de antigüedad. Esculpida en yeso, esta «Venus», como muchas otras, es esteatopígica: el volumen de la parte posterior, los muslos y los senos está hipertrofiados. Los brazos apenas están presentes y la cara está sin definir.

En tan solo cinco años se extrajeron de este yacimiento quince estatuillas similares. Esto hace pensar que Renancourt era un lugar dedicado a la fabricación de estatuillas.

El icono de las Venus, Willendorf

Una de las figuras más conocidas es la Venus de Willendorf (imagen superior de este reportaje), que lleva el nombre del lugar donde fue encontrada en Austria. Tiene alrededor de 25.000 años y está tallada en piedra caliza, otro material de uso común. Exuberantes senos, abultado vientre, prominentes nalgas. Sin embargo, carente de pies, manos y rostros. Es muy pequeña, 11 centímetros, así que cabe en la palma de la mano. Y, además del extraordinario trenzado de lo que podría ser un gorro que cubrió su cabello, el rasgo que más conmueve es su cabeza inclinada hacia el suelo.

En Dolni Vestonice en la República Checa encontraron una Venus negra, muy parecida en sus formas a las que se hicieron en Eurasia. Su color negro se debe al material que emplearon para darle forma, una mezcla de arcilla y hueso que le da una apariencia inusual, brillante y negra.

La Venus de Laussel, la fertilidad o el reloj lunar

A la Venus de Laussel la encontraron en Francia y se cree que tiene entre 18.000 y 20.000 años. Como muchas de estas figuras, estuvo una vez cubierta de ocre rojo, algo que sugiere una conexión con la menstruación y la fertilidad Las huellas de este ocre aún son visibles a simple vista. La figura sostiene un cuerno curvo inscrito con 13 líneas que pueden representar ciclos lunares o menstruales.

 

Es llamativo que en la Península Ibérica no tengamos ninguna Venus, a pesar de lo rica que es en arte rupestre. Es como si los Pirineos hubieran frenado el avance de aquellos Homo sapiens que sabían cómo darles forma.

La voluptuosidad de sus cuerpos

A partir de aquí, todo son hipótesis. Las primeras Homo sapiens eran delgadas y musculosas, ¿por qué entonces crear figuras voluptuosas? ¿Por qué su obesidad? ¿Por qué sus vientres y nalgas pronunciados? Muchos investigadores proponen que eran  iconos religiosos. Podrían ser símbolos de fertilidad. Podrían representar una diosa madre, podrían ser amuletos de la suerte, o ninguna de todas estas cosas. Se ha sugerido que sean muñecas, adornos, retratos de mujeres excepcionales, pornografía paleolítica. Un estudio reciente publicado en la revista Obesity las vincula con la glaciación que vivieron nuestros antepasados. Según este estudio representan el ideal de la mujer para sobrevivir a tiempos tan fríos.

En realidad, no hay evidencias suficientes para considerar cualquiera de estas hipótesis como la verdadera. Y es muy posible que las Venus paleolíticas nunca lleguen a ser explicadas. Entre tanto, guardan un silencio de piedra desde las vitrinas de los museos arqueológicos más importantes del mundo.