Un nuevo estudio en Australia muestra que la mayoría de los adolescentes sufren síntomas de depresión o ansiedad crónica

La salud mental en la adolescencia, una etapa crucial del desarrollo, enfrenta desafíos cada vez mayores. La depresión y la ansiedad, dos trastornos psicológicos comunes, pueden tener un impacto significativo en la calidad de vida, interfiriendo en el funcionamiento diario y aumentando el riesgo de problemas de salud a largo plazo. Comprender cómo se desarrollan y persisten estos trastornos en los adolescentes es clave para desarrollar estrategias de prevención efectivas.

Un estudio del Murdoch Children’s Research Institute (MCRI), publicado en The Lancet Psychiatry, revela que casi el 75 % de los adolescentes australianos experimentan síntomas clínicamente significativos de depresión o ansiedad. Además, el 64 % de ellos reportó estos síntomas tres o más veces durante su adolescencia, lo que indica una trayectoria crónica.

Resultados alarmantes y diferencias de género

Los investigadores siguieron a 1,239 niños de Melbourne inscritos en el Child to Adult Transition Study (CATS), monitoreando sus síntomas de los 10 a los 18 años. El estudio identificó una incidencia acumulada sin precedentes a nivel global, destacando que las niñas están en mayor riesgo que los niños. Un 84 % de las niñas experimentaron síntomas al menos una vez, frente al 61 % de los niños. Además, las niñas tuvieron más probabilidades de un curso crónico de la enfermedad (72 % frente al 49 %).

Los síntomas aumentaron durante momentos de alto estrés educativo, como la transición de primaria a secundaria, los exámenes y el fin de la educación obligatoria. Esto sugiere que el estrés académico desempeña un papel importante en el inicio de los problemas de salud mental.

Aunque se pensaba que la pandemia había exacerbado los problemas de salud mental, el estudio reveló que tres cuartas partes de los adolescentes que lucharon durante esos años ya presentaban síntomas antes. Esto apunta a factores más profundos y estructurales que influyen en la salud mental juvenil.

La necesidad de estrategias preventivas

La profesora Susan Sawyer del MCRI subraya la magnitud del problema: «Incluso los países mejor dotados de recursos tendrían dificultades para ofrecer tratamiento adecuado a todos los jóvenes que buscan ayuda». Esto hace evidente la necesidad de desarrollar e implementar estrategias preventivas para reducir tanto la aparición como la cronicidad de estos trastornos.

El estudio también destaca cómo la creciente conciencia sobre la salud mental, combinada con una reducción del estigma social, ha cambiado el panorama para los adolescentes actuales. Sin embargo, la doctora Ellie Robson señala que ciertos factores, como la glamorización de los problemas de salud mental, podrían influir en cómo los adolescentes enfrentan estas dificultades.

Perspectivas futuras

El proyecto GenV, uno de los estudios de cohortes más grandes del mundo, ofrece una oportunidad única para rastrear los desafíos de salud mental en los jóvenes australianos. Con la participación de casi 50,000 bebés y sus familias, este programa promete brindar información invaluable para abordar problemas de salud a lo largo de toda la vida.

En conjunto con instituciones como la Universidad de Melbourne y Deakin University, los investigadores continúan buscando formas de mejorar la vida de los adolescentes en Australia y más allá, enfocándose no solo en el tratamiento, sino en la prevención desde una etapa temprana.

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