Su nombre es Patch (parche), tiene tres años, es elegante, musculoso y un pura sangre, lo que le hace parecerse a sus adversarios. Pero hay algo que le caracteriza: le falta el ojo izquierdo.

Sus propietarios no saben exactamente cómo perdió el ojo. Según Todd Pletcher, su entrenador, «nadie lo sabe. Al llegar una mañana al establo vimos que su ojo estaba algo hinchado y lagrimeaba abundantemente». Esto les llevó a pensar que el caballo se había caído o se había golpeado con algún objeto. A pesar de que intentaron tratarle, resultó imposible, por lo que tuvieron que eviscerar ese ojo.

Aunque Pletcher tiene otros dos caballos, tiene gran parte de su confianza puesta en Patch. Ya ha ganado tres carreras, por lo que la pérdida de su ojo ha demostrado no ser un problema para llegar el primero a la meta. Según Pletcher, «pensábamos que necesitaría un periodo de adaptación y que se comportaría diferente. Pero lo cierto es que no ha mostrado ninguna variación en su comportamiento». Además, explica que «es muy dócil, profesional y fácil de entrenar».

Aunque ningún experto le ha elegido como favorito para el derby de Kentucky, su entrenador confía en que Patch podría hacerse con la victoria, al igual que muchos seguidores que le animan en las redes sociales. No es la primera vez que Pletcher trabaja con caballos con problemas de visión. Hace más de una década el entrenador trabajaba con Pollard’s Vision, un caballo con el mismo problema de Patch que llegó a acumular 1,4 millones de dólares en ganancias.

Fuente: washingtonpost.com

Rafael Mingorance