Ser anciano en China no es una aventura fácil. El país asiático cuenta ya con más de 140 millones de personas que han superado la barrera de los sesenta años, la mayoría de los cuales viven en las zonas rurales del país.
Según un estudio realizado por la Universidad de Durhan, el 5% de esos ancianos pasa hambre, y hasta un 65% sufre otro tipo de privaciones, como no tener dinero para comprar ropa o incluso medicamentos. Pero casi el 95% de ellos comparten un mismo mal: la soledad.
¿La causa de esta situación? Hasta los años 80, las zonas rurales estaban muy pobladas y los núcleos familaires vivían en una aceptable armonía, en la que las tres generaciones (abuelos, padres e hijos) compartían las experiencias del día a día. Pero en las dos últimas décadas los más jóvenes han ido emigrando a las ciudades, y los ancianos se han quedado solos en el campo. La consecuencia es un aparente aumento de los casos de depresión e incluso de enfermedades mentales entre este colectivo.
Pero tampoco los ancianos que viven en las grande surbes como Beijing, Shangai o Shenzen lo tienen fácil. El veloz ritmo de la vida moderna les ha dejado arrinconados y ellos sienten solos viendo como el mundo pasa de largo sin prestarles atención.
Vicente Fernández López