Hay quienes tienen algo así como una “adicción” a la adrenalina, la cual produce efectos químicos con sensaciones que evocan las del orgasmo. Además, la adrenalina estimula la liberación de dopamina en el sistema nervioso central, una sustancia que provoca sensación de bienestar.

Parece que los amantes del riesgo podrían llevar versiones de baja actividad del gen DRD4 situado en el cromosoma 11, e implicado en los flujos cerebrales de dopamina, uno de los neurotransmisores que estimulan los circuitos del placer. Eso implica que la dopamina tiene menos efecto, y que el individuo experimenta menos placer del habitual, así que busca situaciones más fuertes para saciarse.

Enviada por Begoña Agulló Toledo, Madrid

Redacción QUO