¿Los hombres pueden dar el pecho? 14 locas preguntas… y sus respuestas

Era recaudador de impuestos y se le daba muy bien. Tanto que consiguió hacer un muro alrededor de París que solo podía franquearse por determinados lugares, donde medía los impuestos con precisión científica. Para los revolucionarios, eso oprimía a los pobres.

El rinoceronte indio (Rhinoceros unicornis), abajo, es el cuarto animal terrestre más grande del mundo. Se han conocido machos de más de 2.300 kilos y de una altura superior a la de gran parte de los seres humanos. Las hembras alcanzan 500 kilos menos, pero ambos sexos se desarrollan a la misma velocidad asombrosa: durante su primer año de vida, engordan unos 1,7 kilos cada día. Su piel también crece, hasta alcanzar un grosor de unos 2 centímetros, aunque hay zonas como el lomo y los costados donde llega a los 4,5 centímetros. Es una gran protección, tanto que los insectos anidan entre las placas de su coraza para sentirse más seguros. Para evitar a estos molestos invitados, los rinocerontes toman baños de fango que, una vez seco, les cierra la entrada.

La corteza cerebral se distingue del resto del cerebro porque es donde se produce el pensamiento, gracias a un ecosistema donde conviven distintos tipos de neuronas. El aprendizaje reforzado es una técnica informática que intenta recrear dicho ecosistema para que las máquinas aprendan como las personas. Es lo único que le falta a Jia Jia, el primer robot humanoide chino (en la foto), para parecer humana.

Mientras la lata esté almacenada en un lugar fresco y seco, no le haya entrado polvo o agua y esté cerrada, el aceite puede utilizarse sin problema. Si no se cumplen estas condiciones, el líquido pierde propiedades hasta el punto de que su efecto refrigerante y limpiador no está garantizado.

Lo más sorprendente no es que así sea, sino que la observación científica que lo constata haya tardado tanto en llegar. En concreto, hasta hace dos años se pensaba que los únicos animales que tenían este tipo de tendencia eran los seres humanos y los grandes simios. Pero dos especies australianas de canguro –el gris oriental y el canguro rojo, que es el marsupial más grande del mundo– abrieron los ojos de los investigadores a una realidad muy distinta: ambos suelen preferir valerse de sus patas izquierdas. El zoólogo que levantó acta del asunto, el ruso Yegor Malashichev, opina que es probable que los antepasados de estas especies usaran las extremidades diestras para colgarse de un árbol a otro, lo que dejaba sus patas delanteras izquierdas libres para todo lo demás; cuando sus descendientes bajaron de los árboles, ya eran zurdos. Puede ser, pero recientes observaciones han desvelado que la tarántula hondureña Brachypelma albopilosum, un animal con una evolución muy distinta, también tiene preferencias. Este arácnido se parece más a nosotros que los canguros: suele ser diestro.

La sangre debe su color al hierro que contiene la hemoglobina. Esta proteína es un componente básico para que las células encargadas de repartir el oxígeno a los distintos tejidos, los glóbulos rojos, puedan hacerlo.
A su vez, el color que da a dichas células varía según la cantidad de oxígeno que transporten –la sangre arterial es más oscura porque tiene menos cantidad–. Cuando los niveles de este elemento se mantienen muy bajos, la sangre se torna azulada y contagia esa tonalidad a la piel. Aunque, si el frío es muy intenso, lo que sucede no es que la sangre transporte menos oxígeno. Lo que pasa es que el volumen del líquido que llega hasta los labios es muy inferior al habitual. Es la respuesta del organismo a una temperatura peligrosa: envía la mayor parte de la sangre a los órganos vitales para calentarlos, a costa de desatender las manos, los pies, los labios y la nariz.

Una criatura marina china que vivió hace la friolera de 540 millones de años, según los últimos descubrimientos. El ser, bautizado como Saccorhytus, tenía un cuerpo de un milímetro, con forma de bolsa, y una gran boca. La evolución de este animal derivó en los peces y, al final del trayecto, en los seres humanos.

No está claro cuál es el origen del golf, que tiene una antigüedad de siglos. Lo que está muy bien documentado es el nacimiento del minigolf, que se remonta a 1867, en un club de mujeres escocés. No es que las integrantes de la asociación sintieran pereza ante la idea de darse paseos interminables tras una pelota hasta llegar al green. El motivo que las llevó a inaugurar la primera instalación de minigolf fue el rechazo de los hombres. Para los jugadores de la época, el swing era cosa de hombres. Literalmente. Parece que los movimientos que se despliegan a la hora de atizar a la pelota se veían muy masculinos, o demasiado vigorosos para los cuerpos de las finas señoritas escocesas. La solución que se les ocurrió a los varones para librarse de compartir su afición con las mujeres fue recrear los campos de golf en una escala de 1:10.

Su origen se remonta a una reforma de principios del siglo XX que, a su vez, se inspiró en una habitación en la que George Washington celebraba recepciones. Se dice que empleaba una fórmula ritual inglesa en la que los invitados hacían un corro alrededor del presidente.

La temperatura es clave en la percepción del sabor y el calor también hace que varíe la concentración de ciertos gases. Pero es un gusto adquirido, puesto que otras culturas, como la china, sí beben el agua templada.

El hecho de que sean las mujeres quienes amamantan a los bebés puede explicarse por distintos factores. El más relevante es que tienen unas glándulas mamarias muy desarrolladas y bien preparadas. Pero las rudimentarias glándulas masculinas también son capaces de producir leche.
Existen testimonios de hombres que han dado de mamar a sus retoños, incluida una información de la agencia de noticias France-Presse que contaba cómo un hombre de Sri Lanka había recurrido a esa opción tras la muerte de su esposa. Parece que aplicar un sacaleches durante un par de semanas le permitió obtener este resultado. En cualquier caso, la clave de la lactancia está en la hormona prolactina, y no es tan infrecuente que su nivel aumente en el organismo masculino hasta el punto de que produzca leche espontáneamente. El fenómeno se conoce como galactorrea y está relacionado con circunstancias como la deficiencia de testosterona, la aparición de un tumor benigno en una zona del cerebro que produce hormonas –la hipófisis–, con el consumo de algunos medicamentos y con la mezcla de estrés y desnutrición extremas: se documentaron muchos casos en los campos de concentración nazis.

Durante los últimos años, esta manera de viajar ha perdido importancia en medio mundo. Pero África y la zona que comparten Asia, Oceanía y Oriente Medio se han ocupado de mantener sanas las estadísticas. China e India son los países donde más se emplea este medio de transporte y, según los datos de 2014, los ciudadanos indios son los que más viajan en tren. De todas las personas que recurrieron al ferrocarril durante ese ejercicio, más de una tercera parte correspondió al país asiático –el 38 por ciento, para ser exactos–. Moverse en tren es una costumbre que los indios han desarrollado desde 1854, cuando se cubrió el primer trayecto de pasajeros en el país. Actualmente, su red de ferrocarril cubre más de 70.000 kilómetros y es una de las prioridades del Gobierno indio, que dispone de un ministerio solo para gestionar una infraestructura que vertebra la economía doméstica del país.

La idea de que los psicópatas son personas muy inteligentes se ha transmitido insistentemente en diversas series y películas, pero que sean maestros de la manipulación no significa que tengan capacidades intelectuales superiores. De hecho, una reciente revisión de 187 estudios sobre la inteligencia de este tipo de personas ha concluido que sus coeficientes intelectuales son inferiores a la media. Los textos analizaron distintos tipos de inteligencia en presos y en sujetos que gozan de libertad, e incluyeron tanto perfiles con un estilo de vida medio como de estatus social elevado. Las conclusiones del trabajo no solo animan a relegar al olvido el mito de que los psicópatas son muy inteligentes; también indican que, en general, tienen personalidades excesivamente impulsivas, lo que tampoco concuerda con la imagen de perfeccionistas, meticulosos y pacientes de la televisión.

Se ha calculado que el satélite comenzó a orbitar nuestro planeta a unos 214.000 kilómetros. La distancia entre la Luna y la Tierra es ahora unos 150.000 kilómetros superior, y se incrementa a un ritmo de 3,8 centímetros al año. Pero garantizar que la luna nunca llegará a colisionar con la Tierra es muy aventurado. Parece que el destino gravitatorio de nuestro único satélite natural es invertir la tendencia y entrar en un movimiento en espiral que lo llevará a chocar contra nuestro amado planeta azul. Puedes estar tranquilo: la colisión no tendrá lugar hasta dentro de 65.000 millones de años, según los cálculos de los astrónomos. Para entonces, el Sol se habrá expandido hasta nosotros en una ceremonia en la que se convertirá en una gigante roja. Eso será dentro de unos 4.500 millones de años y, previsiblemente, acabará con cualquier atisbo de vida en la Tierra.