Según las estimaciones, hay unas 10.000 personas con microchips en todo el mundo. Los dispositivos se insertan bajo la piel, y la transmisión por radiofrecuencia les permite hacer cosas como pagar un viaje de tren: ya hay unas 3.000 personas que lo usan con ese propósito en Suecia.
Además, estos dispositivos almacenan información médica, personal, sirven para hacer pagos en los comercios… Cada vez más y más útiles.
Redacción QUO