Hay muy pocos rastros en el mundo de dinosaurios corriendo, como ocurre en La Rioja. Allí, analizando sus huellas, el investigador Pablo Navarro ha logrado calcular a qué velocidad iban los dinosaurios más rápidos de la Tierra
Ahora sabemos algo más acerca de algunos de los dinosaurios carnívoros de dos patas más veloces del Cretácico inferior (entre 145 y 100 millones de años), conocidos como terópodos, gracias a un estudio liderado por el investigador de la Universidad de La Rioja, Pablo Navarro Lorbés.
Según el hallazgo, estos animales corrían por lo que hoy conocemos como La Rioja, y podían alcanzar los 45 kilómetros por hora, lo que les convierte en los terceros más rápidos de su especie.
Recreación de un Carcharodontosaurus a la carrera a partir de la investigación de sus huellas fosilizadas. Fuente: Francesc Gascó
En el artículo, publicado en la revista Scientific Reports del grupo Nature, también han colaborado científicos de la Universidad Complutense de Madrid, de la Universidad del País Vasco, de la Universidad Nacional de Río Negro en Argentina, y del Centro de Interpretación Paleontológica de La Rioja.
Las huellas fósiles analizadas, o también llamadas icnitas, se han localizado en dos yacimientos en el municipio de Igea, en La Rioja. Uno de ellos, La Torre 6A, contiene cinco huellas y el otro, La Torre 6B, siete. Todas ellas de tres dedos y más largas que anchas.
Pablo Navarro a la izquierda, en el lugar de la excavación. Fuente: Universidad de La Rioja
Muchos se siguen preguntando qué habría pasado si los dinosaurios no se hubieran extinguido, incluso si fue necesario para la aparición de los seres humanos. Hace años, algunas teorías afirmaban que desaparecieron por la actividad volcánica, sin embargo, otras apuntaban a la gran extinción del Cretácico causada por un gran asteroide que acabó con el 75% de la vida durante ese periodo.
Esta última hipótesis fue confirmada por un equipo de la Universidad de Yale el año pasado. En su informe, demostraron que la causa de la desaparición fue por un asteroide y no por otro motivo, ya que las erupciones volcánicas ocurrieron bastante antes.
¿En qué consiste el estudio que han llevado a cabo desde la Universidad de La Rioja?
El estudio se ha centrado en analizar dos rastros de La Rioja. Al analizarlos en un primer momento, ya vimos que podrían ser rastros de dinosaurios corriendo por la distancia que había entre huellas. Hemos utilizado una serie de fórmulas que se aplican en estos casos para calcular las velocidades de los dinosaurios cuando estaban andando sobre esa superficie y los resultados arrojaron velocidades bastante altas.
La segunda parte del trabajo ha sido comparar estos resultados, tanto con otros rastros que hay publicados en todo el mundo, y con las velocidades que se estima que podrían alcanzar estos animales que están calculadas en otros estudios por modelos biomecánicos.
«Aunque las velocidades son mucho menores, estaríamos hablando de los depredadores más rápidos de su ecosistema, como un guepardo»
Los resultados han arrojado que estas huellas que nosotros hemos medido coinciden bastante bien con las velocidades estimadas para dinosaurios de este tipo y de este tamaño. Hay muy pocos rastros a nivel mundial que sean de dinosaurios corriendo.
¿Cómo son esas fórmulas que han empleado?
Lo que hacen estas fórmulas es poner en relación la altura hasta la cadera que tendrían estos animales, que eso lo calculamos a partir de las longitudes de cada cuello. Hay unas relaciones que permiten estimar la altura de la cadera gracias a esas longitudes y entonces esta altura de la cadera la ponemos en relación a la distancia de zancada.
La distancia de zancada es la que hay entre dos huellas consecutivas del mismo pie, es decir, la distancia que hay entre dos huellas derechas consecutivas, por ejemplo.
Gracias a esta relación, podemos calcular la velocidad que llevaba el animal en cada paso que dio. Incluso podemos realizar gráficas de la evolución de la velocidad por el rastro.
Una de las huellas del yacimiento de La Torre 6A. Escala de 10 cms. Fuente: Pablo Navarro Lorbés
¿Qué tamaño tenían estos terópodos?
El tamaño que hemos calculado para estos animales sería una altura hasta la cadera de entre 1,1 a 1,4 metros, que en altura total del animal podría ser entre 1,5 y 2 metros. La longitud sería de unos 4 o 5 metros desde el hocico hasta la punta de la suela.
En el artículo reflejan que, además de veloces, también eran ágiles ¿verdad?
Sí, estos podían correr a 45 kilómetros por hora, y están entre el tercero y el cuarto más rápidos del mundo. Hay dos rastros que son unos cuantos kilómetros más rápidos hasta 55 kilómetros por hora, lo que pasa es que la velocidad del rastro del más rápido está calculada solo con dos huellas y hay que cogerlo un poco con pinzas. Esos dos rastros que son más rápidos son de Utah, y luego hay otro rastro de Texas que fue publicado en los años 80, con más o menos la misma velocidad.
En la zona de La Rioja, los animales andaban sobre sedimentos de barro que, al subir el nivel del agua, quedaban sepultados por nuevos sedimentos permitiendo su conservación
En uno de nuestros rastros, en las últimas pisadas vemos un cambio de dirección con una pequeña modificación de la velocidad en un punto, y luego ya se vuelve a recuperar. El cambio de dirección es hacia la izquierda. Poder maniobrar y cambiar de dirección a esas velocidades indica que eran animales bastante ágiles, podían maniobrar con bastante eficiencia.
Las huellas del cambio de dirección me parecen de lo más bonito de estos dos yacimientos. Se ve muy bien cómo varía la impresión de la huella porque el animal, en lugar de solo correr en línea recta, está impresionando la huella lateralizada, haciendo fuerza hacia un lado para desplazarse.
¿Qué características tenían estos dinosaurios? ¿Con qué animal actual podríamos compararlo?
Los terópodos son animales carnívoros que, viviendo en estos ecosistemas, se desplazaban en busca de comida. Con los datos que tenemos no podemos decir exactamente qué estaban haciendo, pero las posibilidades son similares a las de un animal actual que corre a la hora de intentar cazar una presa o huir de un peligro. Aunque el tamaño parece muy grande, son animales terópodos de tamaño medio, por lo que habría otros más grandes en su ecosistema que supondrían una amenaza para ellos. Aunque las velocidades son mucho menores, estaríamos hablando de los depredadores más rápidos de su ecosistema. Por ejemplo, hoy sería un guepardo, un cazador relativamente rápido.
¿Cómo es el proceso hasta dar con este tipo de descubrimientos?
Estos rastros fueron descubiertos en los yacimientos en los que se encuentran en los años 80, y en uno de los rastros sí que ya había unas cuantas huellas al descubierto. En un yacimiento cercano se encontraron dos huellas que estaban bastante separadas con una huella en medio, y se propuso que podría ser algo parecido.
Entonces nosotros, a principios de año, lo que hicimos fue una campaña de campo en la cual limpiamos los yacimientos y descubrimos tres huellas más para el caso del yacimiento que tenía solo dos huellas, y una huella más en el otro. Una vez limpiamos todo el yacimiento, hicimos lo que se suele hacer ahora, fotografiar el yacimiento para generar modelos tridimensionales que nos permitió trabajar a distancia, porque el equipo de autores somos de sitios diferentes. Nos permitió trabajar en esas mediciones desde La Rioja, País Vasco e incluso desde Argentina.
Trabajo de campo en La Torre 6A. Fuente: Alberto Labrador
¿Por qué la Cuenca de Cameros, entre Soria, Burgos y La Rioja, es una zona que destaca en yacimientos de huellas de dinosaurios?
Por lo que se ha visto en otros estudios, las condiciones ambientales y geológicas que había eran muy favorables para la conservación de huellas. En la zona de La Rioja, con una gran zona de conjunto de lagos que tendrían subidas y bajadas del nivel del agua, permitiría que en épocas de bajo nivel del agua los animales anduvieran sobre sedimentos de barro que, cuando volviera a subir el agua, quedarían sepultados por nuevos sedimentos permitiendo su conservación.
Además, en la zona de la Cuenca de Cameros los procesos geológicos se hunden muy lentamente permitiendo que se vayan rellenando con capas de sedimentos sucesivas. En la Cuenca de Cameros se estima que podría haber hasta 5.000 metros de acumulación de sedimento, ahora ya se ha perdido parte por la erosión.
Reconstrucción creativa de un dinosaurio carnívoro corriendo en sedimentos de un lago. Fuente: Pablo Navarro Lorbés
¿Qué sintió al ver que su trabajo fue reconocido por una de las revistas científicas más importantes del mundo?
Fue una sorpresa. Nosotros pensamos que teníamos un trabajo interesante entre manos y decidimos enviarlo a la revista Scientific Reports del grupo Nature. La primera sorpresa que tuvimos es que las revisiones que nos hicieron, digamos que fueron muy suaves. Una vez se aceptó definitivamente el artículo, lo que nos sorprendió es que a la propia revista le pareció un artículo muy interesante y ella misma lo repartió a la prensa. Se ha extendido mucho más de lo que esperábamos y, la verdad, es que es una satisfacción importante que llegue a todos los medios a nivel mundial.
Hace un par de meses, investigadores de China hallaron una serie de estructuras parecidas a la cromatina, o hebras de ADN, y proteínas en los restos fósiles de un dinosaurio de hace 125 millones de años. ¿Piensa que es posible que la realidad supere a la ficción y veamos un Parque Jurásico dentro de un tiempo?
De momento creo que es complicado porque estos restos de ADN que se han encontrado son tan fragmentarios que de ahí a codificar todo el código genético de estos animales será complicado. Pero bueno, si algo nos está enseñando el mundo de la paleontología es que nos sorprende con nuevos descubrimientos que pensábamos que eran imposibles.
Si hay algo que nos gustaría a todos los paleontólogos es ver a estos animales en vida. Son los animales objeto de nuestro estudio, así que esperaremos a ver qué ocurre.
Finalmente, ¿cree que habrá más hallazgos de este tipo en un futuro no muy lejano? ¿Quizás nuevas especies de dinosaurio o sabremos más acerca de algunas ya conocidas?
Una de las cosas que nos parece más interesante de las huellas es que, aunque no podamos identificar especies concretas de dinosaurios, lo que nos permiten estudiar es parte de su comportamiento. Las huellas no dejan de ser un comportamiento “fosilizado”, y el comportamiento es una de las cosas más difíciles de estudiar de estos animales solo a partir de los huesos. Nos enseñan mucho sobre su biología y su anatomía, pero poco sobre su comportamiento. Las huellas ayudan a completar esta información. En un futuro esperamos seguir aportando nuevos datos sobre cómo vivían los dinosaurios y cómo se comportaban.
REFERENCIAS
Fast-running theropods tracks from the Early Cretaceous of La Rioja, Spain
In death of dinosaurs, it was all about the asteroid — not volcanoes
Nuclear preservation in the cartilage of the Jehol dinosaur Caudipteryx
