A menudo considerada inmortal, la hidra de agua dulce tiene un prodigioso poder regenerativo, descubierto por el naturalista Abraham Trembley hace casi 300 años. Esta capacidad le permite que cualquier fragmento del cuerpo con unos pocos miles de células, puede regenerar todo el animal, que mide aproximadamente un centímetro. “La regeneración de la cabeza se basa en la transformación del muñón en un tejido llamado centro organizador de la cabeza, que tiene propiedades de desarrollo y, como un arquitecto, dirige la construcción de la futura cabeza”, explica Brigitte Galliot, líder del estudio en un comunicado.
El organizador principal de esta proeza de la naturaleza, realiza dos actividades opuestas, una activadora, que hace que la cabeza se diferencie, y la otra de inhibición, que evita la formación de numerosas cabezas accesorias. En un estudio publicado en Nature, el equipo de Galliot, ha descubierto la identidad del inhibidor, una proteína llamada Sp5, y han descifrado el diálogo entre estas dos actividades antagónicas, que ayudan a mantener un cuerpo adulto de cabeza única y organizan una respuesta regenerativa adecuada. El estudio señala que este mecanismo se ha conservado a lo largo de la evolución, tanto en la Hydra como en humanos. Por lo tanto, Sp5 podría ser un excelente candidato para ser probado como un inhibidor de tumores humanos en los que la ruta del activador es el motor de la proliferación.
Juan Scaliter