La idea de colonizar Marte como vía de futuro para la especie humana tiene una importante pega: engendrar un hijo más allá de la atmósfera podría acarrear graves consecuencias. Un equipo dirigido por Tore Straume, de la NASA, ha analizado las respuestas fisiológicas al exponernos a los diferentes tipos de radiación espacial y ha llegado a tremendas conclusiones: la gran carga energética de las partículas de rayos cósmicos y tormentas solares distorsionarían el ADN que guía el desarrollo del feto, lo que le causaría malformaciones y le dejaría estéril.
Pilar Gil Villar
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