Mientras nos preparamos para la rutina de truco o trato de Halloween y los chocolates se convierten en uno de los objetos preferidos, un nuevo estudio plantea que los orígenes de este bocado son anteriores a lo que se creía.
La investigación, publicada en Nature Ecology & Evolution, sugiere que el cacao, la planta a partir de la cual se hace el chocolate, fue domesticado o cultivado por personas para su consumo aproximadamente 1.500 años antes de lo que se pensaba. Además, los investigadores afirman que el cacao se domesticó originalmente en Sudamérica y no en Centroamérica.
La evidencia arqueológica del uso del cacao, que se remonta a hace 3.900 años, señalaba su origen en América Central, pero la evidencia genética muestra que la diversidad más alta del árbol de cacao y las especies relacionadas, se encuentra en realidad en la América del Sur, donde el cacao constituye una importante fuente de alimento para los grupos indígenas contemporáneos.
«Este nuevo estudio – explica Michael Blake, líder del trabajo en un comunicado – nos muestra que los habitantes de los tramos superiores de la cuenca del Amazonas, que se extiende hasta las estribaciones de los Andes en el sureste de Ecuador, cosechaban y consumían un tipo de cacao similar al de México, pero 1.500 años antes. Esto sugiere que el uso de cacao, probablemente como una bebida, fue algo que comenzó en Sudamérica y se propagó hacia el norte por los agricultores que cultivan cacao en lo que hoy es Colombia y, finalmente, Panamá y otras partes de América Central y el sur de México”.
Para llegar a esta conclusió, el equipo de Blake utilizó tres líneas de evidencia.. La primera es la presencia de granos de almidón específicos del árbol de cacao dentro de recipientes de cerámica y piezas de cerámica rotas, la segunda fueron los residuos de teobromina, un alcaloide amargo que se encuentra en el árbol del cacao pero no en sus parientes silvestres y, finalmente el hallazgo de fragmentos de ADN antiguo con secuencias exclusivas del árbol del cacao.
«Por primera vez, tres líneas independientes de evidencia arqueológica han documentado la presencia de cacao antiguo en las Américas – concluye Blake –. Estos tres métodos se combinan para identificar definitivamente una planta que, por lo demás, es notoriamente difícil de rastrear en el registro arqueológico porque las semillas y otras partes se degradan rápidamente en ambientes tropicales húmedos y cálidos”.