Los bebés expuestos en el útero a la mayoría de los medicamentos dirigidos a los neurotransmisores, incluidos los objetivos típicos de los antidepresivos y los fármacos antipsicóticos, no son más propensos a desarrollar autismo que los bebés no expuestos, según una investigación publicada en JAMA Psychiatry.
Entre las conclusiones del estudio, los autores señalan que las tasas de autismo fueron más altas entre los hijos de madres con peor salud general antes del embarazo, lo que sugiere que este factor desempeña un papel más crítico en el desarrollo de un niño que los medicamentos que toma.
Un equipo multidisciplinario de investigadores, liderados por Magdalena Janecka, desarrolló un nuevo método que les permitió evaluar sistemáticamente los efectos de una amplia gama de medicamentos en el feto a partir de una muestra de casi 100.000 niños nacidos entre 1997 y 2007 y cuyo seguimiento continuó hasta enero de 2016.
«Cuando evaluamos los efectos de la exposición prenatal a medicamentos que afectan a los principales sistemas de neurotransmisores – explica Janecka en un comunicado –, encontramos que la mayoría de las asociaciones se modifican sustancialmente cuando se tienen en cuenta las características maternas. Lo que esto sugiere es que las estimaciones más altas de el riesgo de autismo entre los hijos de madres que toman ciertos medicamentos durante el embarazo probablemente no se deba a los efectos farmacológicos de esos medicamentos”.
Los investigadores agruparon los medicamentos recetados a las embarazadas según el objetivo biológico sobre el que actúan esos medicamentos, en lugar de la condición por la que se prescribió el medicamento para el tratamiento. La razón detrás de este enfoque fue que si ciertos tipos de productos farmacéuticos afectan el riesgo del trastorno al interferir con alguna faceta del desarrollo neurológico, ejercerán sus efectos independientemente de la indicación materna o del sistema interno sobre el que fueron diseñados para actuar. Este nuevo método permitió al equipo del estudio evaluar sistemáticamente las acciones de más de 180 medicamentos, clasificándolos en 55 grupos dentro de los cuales los medicamentos eran similares en términos de su función, pero se prescribieron para diferentes afecciones.