Nuestro cerebro incluye unos 86.000 millones de neuronas y hasta 150.000 millones de conexiones sinápticas, lo que lo convierte en una poderosa máquina para procesar y almacenar memorias. Necesitamos recuperar estos recuerdos para ayudarnos a llevar a cabo nuestras tareas diarias, ya sea recordando dónde dejamos el coche al hacer la compra o el nombre de alguien que nos acaban de presentar. Pero la cantidad de experiencias que podemos almacenar a lo largo de nuestras vidas puede llegar a sobrepasar la capacidad de nuestra memoria. Para ello es que existe la amnesia selectiva. Pero parece no ser algo exclusivo de los humanos.
Nuestra capacidad para olvidar selectivamente los recuerdos que nos distraen se comparte con otros mamíferos, según un nuevo estudio publicado en Nature Communications, por Michael Anderson junto a Pedro Bekinschtein y Noelia Weisstaub.
El descubrimiento de que las ratas y los humanos comparten una capacidad de olvido activo, y en regiones cerebrales similares, sugiere que la capacidad de olvidar juega un papel vital en la adaptación de las especies a su entorno, y que su evolución puede remontarse al menos hasta el momento de un ancestro común.
“Las ratas parecen tener la misma capacidad de olvido activo que los humanos: olvidan los recuerdos de manera selectiva cuando causan distracción – explica Anderson –. Y, lo que es más importante, utilizan un mecanismo de control prefrontal similar al nuestro. Este descubrimiento sugiere que esta capacidad de olvidar activamente los recuerdos menos útiles, pudo haber evolucionado desde nuestro ancestro común con los roedores, unos 100 millones de años atrás”.