La Luna guarda aún muchos secretos. Uno de ellos es analizar más a fondo cómo es su estructura interna y una científica de la Universidad de Rhode Island, Ananya Mallik, ha dado con la clave para descubrirlo. Gracias a una serie de experimentos, ha conseguido determinar cuál es la temperatura en el límite del núcleo y el manto de nuestro satélite natural: «Con el fin de entender su interior, necesitábamos ser más precisos con su estado térmico», y parece que lo han conseguido.
Según los resultados de su estudio, la temperatura interna se encuentra entre los 1.300ºC y los 1.470ºC, muy por encima de los 800ºC que anteriores científicos habían determinado: «Ahora contamos con dos puntos de anclaje, el límite del manto central y la temperatura superficial (-20ºC) medida por las misiones Apolo y que nos ayudará a crear un perfil de temperatura a través de la Luna. Lo necesitamos para determinar su estado interno, su estructura y su composición».
Según Mallik, la Luna cuenta con un núcleo de hierro, como el de la Tierra, y anteriores investigaciones que usaron datos sísmicos encontraron que entre el 5 y el 30% del material en el límite del núcleo y el manto estaba en estado líquido o fundido. Pero la pregunta es, ¿por qué existe material derretido en esas profundidades?
¿Cómo lo llevó a cabo?
Para dar con la respuesta, Mallik se sirvió de un dispositivo que le permitió ejercer una presión extremadamente alta parecida a la que puedan sentir los materiales en el interior de la Luna. Preparó una pequeña muestra similar a la encontrada en nuestro satélite y apretó con una fuerza de 45.000 la presión atmosférica de la Tierra (la misma que se cree que existe en el límite del manto central de la Luna). Por otro lado, se ayudó de un calentador de grafito con el que elevar la temperatura de la muestra hasta que logró derretirla de forma parcial: «El objetivo era determinar qué rango de temperatura produciría entre un 5 y un 30% de fusión en los materiales, lo que nos aportaría entonces la situación térmica en el límite del manto del núcleo».
Ahora que conocen mejor las temperaturas aproximadas de estas zonas interiores de la Luna, los científicos pueden comenzar a desarrollar un perfil más preciso y determinar así, por ejemplo, los minerales que componen el manto desde su corteza al núcleo: «Es importante que sepamos su composición para entender mejor por qué ha evolucionado como lo ha hecho hasta ahora. Las historias de la Tierra y la Luna se han entrelazado desde el principio. De hecho, sabemos que ambos son producto de una gran colisión entre la proto-Tierra y un cuerpo parecido al tamaño de Marte que ocurrió hace más de 4.5 millones de años. Para entender mejor nuestro planeta, tenemos que conocer a nuestro vecino más cercano, porque todos tuvimos un origen común», apunta Mallik. «Cualquier similitud entre ambas puede darnos una idea de cómo se formaron estos dos cuerpos planetarios, cuáles fueron las energías de la colisión y cómo se dividen los elementos entre ellos».
Los siguientes pasos en la investigación de Mallik implicarán la determinación experimental de la densidad del material fundido en el límite del manto central, que refinará aún más el rango de temperatura.
Fuente: Science Daily