¿Cómo de grande puede ser un agujero negro?
Estos colosos del universo, que viven en el centro de las galaxias, nunca dejan de tener hambre. Engullen todo lo que se les pone a tiro, pero tienen predilección por los discos de gas que orbitan a su alrededor. Estos son inestables y no es raro que ocasionalmente se desprenda de ellos una migaja que acaba convirtiéndose en una estrella. Ese es el punto crítico.
Mientras el disco le suministre alimento, el agujero negro crece. Pero si deja de hacerlo, se queda con el tamaño que haya alcanzado. Y eso es lo que pasa cuando se desgaja una nueva estrella. El investigador de la Universidad de Leicester, Andrew King, reflexionó en 2015 sobre la conocida voracidad de los agujeros negros supermasivos y detectó que esta situación ocurre cuando la masa del agujero negro es unas 50.000 millones de veces la de nuestro sol, que a su vez equivale a unas 333.000 veces la de la Tierra.
¿Cómo se ve una estrella tragada por un agujero negro?
Hasta hace poco se suponía que nada podía escapar de un agujero negro. Ni siquiera la luz. Por eso les llamaban así a estos “tragones” del cosmos. Pero esa noción ha comenzado a ponerse en entredicho. Tiempo atrás, Stephen Hawking sugirió que el calor y la información sí podrían encontrar un modo de escaparse de ellos. Pero la mayoría de los expertos coinciden en que es cuestión de tiempo que un agujero negro se trague todo lo que le rodea. Y eso es precisamente lo que puede verse en la simulación recreada por la Nasa en el siguiente vídeo, basado en observaciones con diferentes telescopios.
¿Cómo de voraz puede ser el apetito de un agujero negro?
Según diferentes estudios y observaciones, se cree que el universo, tal y como lo conocemos ahora, empezó hace aproximadamente 13.810 millones de años. Ahora, la Universidad Nacional Australiana ha detectado algo extraordinario que sucedió “poco” después, hace 12.000 millones de años: el agujero negro que más rápido se está expandiendo en el universo. Y no es uno cualquiera, tiene mucha hambre y se alimenta a razón del equivalente a la masa del Sol en tan solo 2 días (un total de 332.950 veces la masa de la Tierra).
Según apunta el equipo involucrado en este estudio, este agujero negro tan hambriento (también conocido como cuásar) crece a tal velocidad que brilla incluso miles de veces más que una galaxia completa como la nuestra: “Esto es debido a los gases que absorbe, los cuales causan a su vez una gran fricción y calor”, indicó uno de sus miembros, Christian Wolf. Es esta luz la que ha sido capaz de distinguirse gracias al telescopio conocido como SkyMapper.
Ahora lo que preocupa es la velocidad a la que está creciendo: se estima que el que estamos viendo en la actualidad tiene un tamaño de unos 20.000 millones de soles, cuando habitualmente suelen tener el tamaño de 50 soles.
¿Podría despertar el agujero negro de la Vía Láctea?
Los cálculos de los científicos ya habían previsto que, aproximadamente, dentro de 7.000 u 8.000 millones de años, se produciría la colisión entre la Vía Láctea y Andrómeda. Pero, ahora, un reciente estudio realizado por astrofísicos de la Universidad de Durham revela que nuestra galaxia podría sufrir una colisión similar mucho antes de lo que se esperaba.
Concretamente, los investigadores sugieren que la Vía Láctea podría colisionar con la llamada Gran Nube de Magallanes dentro de unos 2.000 millones de años. Pero, ¿cuáles serían las consecuencias de ese formidable choque?
Según los modelos realizados por los autores del estudio, la principal de ellas sería que podría“despertar” el agujero negro inerte que existe dentro de nuestra galaxia. Y lo haría con tal fuerza, que podría aumentar hasta ocho veces un tamaño, para acabar transformándose en un cuásar, uno de los objetos más brillantes del universo.
Cuando eso ocurriese, muchas de las estrellas que forman parte de La Vía Láctea, serían devoradas pero ese gigantesco agujero negro. Aunque, según los modelos realizados, parece que la que nuestro sistema solar no sería uno de ellos.
¿Sabíais que la Vía Láctea tiene 100 millones de agujeros negros? ¿Quién los ha contado?
un reciente estudio, publicado en la Royal Astronomical Society, por James Bullock, de la Universidad de California, Irvine, el número asciende a cien millones.
Para llegar a esta conclusión, el equipo de Bullock s basó en los descubrimientos realizados por el Laser Interferometer Gravitational-Wave Observatory, o LIGO (Observatorio de Ondas Gravitacionales con Interferómetro Láser) que detectó por primera vez las ondas gravitaciones en 2015, al analizar la colisión entre dos agujeros negros cada uno con una masa 30 veces mayor que la del Sol.
Básicamente lo que hizo el equipo de Bullock fue calcular la masa de nuestra galaxia, ya que según explican en el estudio, el número de agujeros negros de una galaxia dependerá de su masa. Pero no solo de eso. También influye el tamaño. Las galaxias más grandes tienen muchas estrellas ricas en metales, y las más pequeñas están dominadas por grandes estrellas con pocos metales. Las estrellas que contienen muchos elementos pesados, como nuestro sol, arrojan mucha de esos elementos pesados a lo largo de su vidas y, cuando les llega el final, la materia que podría colapsarse es muy poca y se puede producir un agujero negro pequeño. En cambio, las grandes estrellas que no liberan parte de su pasa a lo largo de su vida, al morir colapsan “a lo bestia” y producen un agujero negro masivo.