Hawking, el físico icono del s.XX, el único científico que comparte con Albert Einstein un pedacito de gloria mediática, murió el 4 de marzo de 2018 a los 76 años. Además de por su capacidad para popularizar teorías sobre agujeros negros siderales, Hawking era reconocido por su asombrosa supervivencia a una enfermedad, la esclerosis lateral amiotrófica (ELA) que da a los que la padecen pocos años de esperanza de vida.
La ELA es una enfermedad degenerativa que destruye las neuronas motoras. Cada músculo de nuestro cuerpo está controlado por neuronas motoras que se distribuyen en el lóbulo frontal del cerebro (neuronas motoras superiores) y que forman un “cableado” que se extiende por otras zonas del cerebro y con la médula espinal. Si estas neuronas fallan, los músculos fallan. Los primeros síntomas pueden ser tropiezos, o dificultad para meter la llave en una cerradura. El final puede ser la parálisis total de las extremidades, la pérdida del habla, y finalmente, la capacidad respiratoria cuando el diafragma se detiene.
Sin embargo, a pesar de que Hawking sufrió algunas crisis de salud, desafió todas las predicciones desde su diagnóstico a los 21 años hasta su muerte a los 76. Cómo lo hizo, es un misterio médico para el que el acaban de dar una respuesta que remueve a muchos expertos.
El artículo donde se cuestiona el diagnóstico de Hawking se titula Delusional Health Beliefs, y es un estudio del médico británico Peter May, publicado hace unos días en la Medico-Legal Journal.
En su introducción, Peter May explica en qué consiste el Trastorno de conversión, uno de los que más desconcierta a los investigadores que tratan de desentrañar cómo funciona el cerebro humano y por qué surgen “fallos de sistema” que parecen de ciencia ficción. May se refiere a enfermedades que aparentemente son solo fruto de la mente. Los expertos las definen como síntomas que parecen indicar una causa física, pero esa causa física no se muestra. Hay casos de ceguera tras los que no se encuentra ninguna razón física, de parálisis de miembros, incluso hasta la silla de ruedas, como le ocurrió a Hawkin sin que estos síntomas se puedan explicar. La reciente publicación del libro de Susanne O’Sullivan, “Todo está en tu cabeza: Historias verdaderas de enfermedades imaginarias”, muestra las dificultades para lograr que estos pacientes acepten que sus problemas se originan en sus mentes.
El médico británico comenta en su artículo: “Confieso, y puede que me equivoque radicalmente, que durante mucho tiempo he sido escéptico sobre el diagnóstico de ELA de Stephen Hawking”.
¿En qué se basa? En dos argumentos muchas veces discutidos durante la vida del físico británico. El primero es que la ELA no suele diagnosticarse en edades tempranas, el segundo es que la esperanza media de vida de las personas con ELA es de entre cuatro y cinco años. Hawking fue diagnosticado a los 21 años, entones le dijeron que difícilmente viviría más allá de los 27 años. Hawking falleció a los 76.
El médico británico explica que ha tratado a varias personas con la enfermedad de Hawking, que todos fueron diagnosticados a una edad mucho más avanzada y que murieron a los dos años del fatídico diagnóstico.
Entonces, ¿y si Hawking no tenía ELA? Algunos neurólogos lo pusieron en duda, pero hasta ahora nadie había sugerido que se tratara de una enfermedad psicosomática.
May explica que se le pasó por la mente esta conclusión después de ver la película sobre la vida del físico británico. Para el médico, la capacidad del actor Eddie Redmayne para simular los síntomas de la enfermedad mientras interpreta a Hawking significa que el mismo Hawkin podría haberlos simulado inconscientemente.
No parece una base muy científica para su propuesta, pero ha hecho salgan a la luz las limitaciones de la ciencia para entender enfermedades que brotan de un auténtico cosmos desconocido: el cerebro humano.