Desde el famoso Ironman hasta el Tour de Francia, pasando por la maratón de las Arenas (250 km por el desierto marroquí) o la Transpirenaica, todas ellas llevan al límite la resistencia de los atletas más curtidos pero, ¿cuál es ese límite? Un nuevo estudio sobre el gasto energético de algunos de los eventos deportivos más prolongados y agotadores del mundo sugiere que no importa cuál sea la actividad, todos alcanzan el mismo límite metabólico, un nivel máximo posible de esfuerzo que los humanos pueden soportar a largo plazo.
Los investigadores, liderados por Herman Pontzer, descubrieron que cuando se trata de actividades físicas que duran días, semanas y meses, los seres humanos solo pueden quemar calorías a 2,5 veces su tasa metabólica en reposo. Ni siquiera los ultramaratonistas más rápidos del mundo (deportistas especializados en carreras de más de 100 km) conseguían superar ese límite.
“Esto define el ámbito de lo que es posible para los humanos”, explica Pontzer en un comunicado.
De acuerdo con los resultados, publicados en Science Advances, más allá del umbral de 2,5 veces la tasa metabólica en reposo de una persona, el cuerpo comienza a descomponer sus propios tejidos para compensar el déficit calórico. Una explicación para este límite puede ser la capacidad del tracto digestivo para descomponer los alimentos, señalan los autores. En otras palabras, comer más no necesariamente ayudará a alguien a hacer historia en eventos de resistencia y es que “hay un límite a la cantidad de calorías que podemos absorber por día”, añade Pontzer.
Para llegar a este resultado, el equipo de Pontzer midió las calorías diarias quemadas y analizó la orina de un grupo de atletas que corrieron seis maratones a la semana durante cinco meses como parte de la Race Across USA, una carrera de más de 4.500 kilómetros desde California hasta Washington. El equipo también analizó otros eventos con exigencias similares.
El equipo de Pontzer concluye que el factor determinante para los eventos de resistencia radica en el proceso digestivo, es decir, la capacidad del cuerpo para procesar los alimentos y absorber calorías y nutrientes para alimentar los procesos corporales. “Supongo que es una barrera, un límite para los atletas de resistencia de élite – añade Pontzer –. La ciencia funciona cuando se demuestra que estás equivocado. Tal vez alguien rompa ese techo algún día y nos muestre en qué nos estamos equivocando”.