El premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento 2012 en la categoría de Ciencias Básicas ha ido a parar a los matemáticos Ingrid Daubechies y David Mumford, cuyas carreras se han caracterizado por partir de la matemática pura e irse expandiendo a otras disciplinas. Así, el trabajo de Daubechies se ha materializado en el diseño de protocolos para comprimir archivos digitales y el de Mumford se aplica en el desarrollo de sistemas de visión artificial.
Este carácter multidisciplinar de sus investigaciones ha consituido la clave de la decisión del jurado internacional, presidido por Theodor W. Hänsch, premio Nobel de Física. El acta resalta los trabajos de ambos “en teoría matemática, que han tenido una gran influencia en campos variados de aplicación, desde la comprensión de datos, hasta el reconocimiento de patrones«.
Con la concesión del premio, Ingrid Daubechies se ha convertido en la segunda mujer galardonada en la historia de los Fronteras del Conocimiento, tras el anuncio el pasado 10 de enero de la elegida en la categoría de Cambio Climático, la estadounidense Susan Solomon.
Daubechies se formó como física e inició su carrera en su Bélgica natal y, tras trabajar para la empresa AT&T Laboratories en EEUU, fue contratada como profesora de matemáticas por la Universidad de Princeton a los 39 años. Actualmente ocupa el puesto de profesora de matemáticas en la Universidad de Duke (Durham, Carolina del Norte). El jurado ha querido premiar especialmente sus investigaciones en torno a las ondículas, unas herramientas que permiten descomponer un objeto matemático, pero también por ejemplo una imagen, en componentes más simples. Según el acta, “las ondículas han derivado en un nuevo enfoque científico de la compresión de datos, con gran impacto en multitud de tecnologías, que incluyen la transmisión eficiente de audio y vídeo, y la imagen médica”. Daubechies fue la primera mujer en ostentar la presidencia de la Unión Matemática Internacional. Está casada y es madre de dos hijos.
David Mumford, por su parte, nació y se educó en Inglaterra, pero ha desarrollado la mayor parte de su carrera en Estados Unidos. Profesor emérito de la Universidad Brown (Rhode Island), está especializado en geometría algebraica y sus investigaciones se han aplicado al estudio de la visión. El jurado ha destacado sus contribuciones en los dos ámbitos y ha querido señalar que “aplicó herramientas de cálculo de variaciones de la teoría de la visión y desarrolló modelos estadísticos en imagen y reconocimiento de patrones. Su trabajo ha tenido un impacto duradero tanto en las matemáticas puras como en las aplicadas”.
Desde su adolescencia deseó investigar el funcionamiento del cerebro y, al conocer la concesión del premio, explicaba así su dedicación: “No valoramos el hecho de que entramos en una habitación y rápidamente entendemos qué vemos, pero cuando se intenta que lo haga un robot se comprueba que es un problema muy difícil”. Una de sus aportaciones es considerar que el cerebro trabaja integrando lo que percibe en cada momento con información previa: “Si estoy caminando por Boston y oigo un rugido, sé que es muy poco probable que se trate de un tigre, así que reconozco el motor de un camión, por ejemplo”. Su objetivo, y en el que aún trabajan sus discípulos, es describir matemáticamente esta capacidad humana.
Con sólo 37 años obtuvo una medalla Fields, considerada el equivalente al Nobel en el campo de las matemáticas. Casado en segundas nupcias, tiene cuatro hijos de su primera esposa, fallecida en 1988.
La ceremonia de entrega tendrá lugar en Madrid el próximo 20 de junio.
Pilar Gil Villar
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