Agujeros negros supermasivos, enanas blancas y estrellas jóvenes se diferencian no solo en su naturaleza como objetos astronómicos, sino también en su tamaño. Sin embargo, una estrella del tipo de nuestro Sol al nacer y un agujero negro mil millones de veces más grande presentan la misma forma de aumentar su masa mientras acumulan materia circundante atraída por la fuerza de gravedad. En una investigación publicada en Science Advances, Ian McHardy y un equipo internacional observaron las variaciones de intensidad en el brillo de esos cuerpos a medida que iban creciendo, algo que se desconocía hasta ahora. Y descubrieron que todos ellos presentan patrones similares de variación.
Pero además, uno de los autores, Simone Scaringi, “tradujo” a ondas sonoras perceptibles para el oído humano las diferencias de frecuencia en el brillo. Y así descubrió cómo sonaría un agujero negro mientras se alimenta de todo lo que tiene alrededor: concretamente, como un aparato de televisión sin sintonizar.
LOS DATOS:
Redacción QUO
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