¿Qué puede oírse a 11.000 metros bajo el mar? ¿Qué sonidos llegan a la mayor profundidad del planeta? Por primera vez un grupo de científicos han espiado los sonidos de las Fosas Marianas, en el Pacífico Sur y, en lugar de encontrar un mar de silencio, descubrieron una sinfonía de sonidos, algunos naturales y otros causados por el ser humano.
A lo largo de tres semanas, un hidrófono recubierto de titanio registró el ruido ambiente del fondo marino a una profundidad de más de 11.000 metros en una región conocida como el Abismo Challenger en la Fosa de las Marianas. El equipo responsable está formado por investigadores de la National Oceanic and Atmospheric Administration (NOAA), la Universidad Estatal de Oregón y la Guardia Costera de EE.UU.
«Se podría pensar que la parte más profunda del océano sería uno de los lugares más tranquilos de la Tierra – explica Robert Dziak, oceanógrafo del NOAA y jefe científico de la misión –. Sin embargo, el ruido es casi constante, tanto de fuentes naturales y como de artificiales. El sonido ambiente está dominado por los terremotos, los quejidos de las ballenas con barbas y el clamor abrumador de un tifón de categoría 4 que acaba de pasar a pasar por encima. También había mucho ruido de tráfico de buques, los cuales hemos identificado por el patrón de las hélices de los barcos.”
El objetivo de este proyecto pionero era grabar los sonidos para determinar si la contaminación acústica en esta región está aumentando debido a la actividad humana. Para ello fue necesario enfrentarse a desafíos límites. La presión a estas profundidades es mil veces superior a la que existe a nivel del mar. Así, los expertos tuvieron que desarrollar un hidrófono capaz de soportardicha fuerza.“La mayor profundidad a la que habíamos puesto un hidrófono eran de unos 1.600 metros – señala Haru Matsumoto, ingeniero de la Universidad de Oregon y responsable de concebir el “micrófono submarino –, por lo que poner un instrumento a unos 11 kilómetros bajo el mar era un desafío de enormes proporciones. Hemos tenido que soltar los amarres de modo que el instrumental se hundiera a unos cinco metros por segundo para proteger las estructuras. Si lo hubiéramos hecho más rápido, la carcasa exterior de cerámica se hubiera roto”. En total fueron necesarias 6 horas para alcanzar la profundidad deseada. Una vez ubicado, en julio de 2015, la unidad de memoria grabó 23 días de sonidos oceánicos. Pero hubo que esperar hasta noviembre para recuperar el hidrófono debido al tráfico marino y a los persistentes tifones de la zona. Para conseguir que ascienda, se enviaron señales acústicas que liberaban flotadores y le permitían subir de modo gradual.
“Toda la misión fue como enviar una sonda al espacio profundo en el sistema solar exterior – señala Dziak –, solo que estamos enviando una sonda al océano profundo, en los límites desconocidos del espacio interior. Gracias a ello hemos registrado un terremoto de magnitud 5,0 que tuvo lugar a una profundidad de unos 10 kilómetros en la corteza oceánica y dado que nuestro hidrófono estaba a 11 kilómetros de profundidad, lo escuchamos por debajo, una experiencia inusual. También fue dramático el sonido del tifón.”
Sorprende saber que el instrumental es mucho más potente de lo esperado ya que también era posible escuchar el ruido de la superficie marina, incluyendo las olas y los vientos.
No os perdáis la ocasión de escuchar esos sonidos.
Juan Scaliter
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