Un nuevo estudio, publicado en Nature, se ha convertido en el registro continuo más largo disponible hasta la fecha. En él se refleja la temperatura global hasta remontarse 2 millones de años en el pasado. La investigación, liderada por Carolyn Snyder, ha generado un debate sobre cómo va a cambiar en el futuro el clima de la Tierra al señalar la relación de las temperaturas y las emisiones de dióxido de carbono (CO2).
Los datos de la investigación se obtuvieron a partir de decenas de núcleos de sedimentos marinos y modelos climáticos que proporcionaron estimaciones globales. Si bien es cierto que algunas reconstrucciones se remontaron más atrás, hasta 5,3 millones de años, se trataba de estudios de regiones específicas o centrado sólo en determinados períodos de tiempo. El registro integral y de mayor continuidad que existía hasta ahora retrocedía “apenas”22.000 años.
«Es un punto de partida muy útil – explica Snyder a Nature –. Los investigadores podrán utilizarlo para mejorar y aportar más registros en el futuro.»
Los datos obtenidos también se han analizado con los niveles de CO2 (provenientes de núcleos de hielo de la Antártida)de los últimos 800.000 años. Los resultados de este análisis señalan que el futuro calentamiento global, inducido por los gases de invernadero, podría ser más grave de lo que muchas estimaciones anteriores indican.
Incluso si la cantidad de CO2 en la atmósfera se estabilizara en los niveles actuales, el estudio sugiere que las temperaturas medias pueden aumentar en aproximadamente 5 ° C (algo que ocurriría en los próximos milenios).Pero si en las próximas décadas, se duplican los niveles de CO2 que existían antes de la era industrial, la temperatura media global podría aumentar en alrededor de 9 ° C.
En este aspecto es en el que algunos científicos han mostrado dudas. “La parte fundamental de este trabajo – explica Eelco Rohling, experto en paleoclimatología, a Nature – es la reconstrucción de la temperatura, lo cual es muy valioso. Pero la cuestión de cómo el planeta responderá al CO2 atmosférico a largo plazo requiere un análisis más detallado”.
Pese a la discrepancia, los expertos coinciden en el valor del estudio. Jeremy Shakun, geólogo de la Universidad de Boston y responsable de los registros de temperatura que se remontaban 22.000 años atrás, asegura que “esto es algo que apenas se tenía que hacer”.
Juan Scaliter
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