Los topillos de la pradera son animales que despiertan ternura con suma facilidad. Pero, ahora, también pueden ser nuestros aliados para comprender mejor como funcionan los circuitos cerebrales del amor.
Un equipo de investigadores de la Universidad de Emory, en Estados Unidos, usaron la optogenética (tecnología que emplea la luz para conectar diversas áreas del cerebro) para monitorizar la actividad en dos regiones (la corteza prefrontal media y el núcleo accumbens) de topillos hembra mientras se relacionaban con los machos.
Y lo que hicieron los autores del estudio, fue estimular la comunicación neuronal entre ambas regiones en algunas de las hembras. El resultado fue que, al día siguiente, las que habían sido sometidas a dicha estimulación, corrían a emparejarse con los mismos machos con los que se habían relacionado el día anterior. Mientras que el resto parecía no mostrar preferencia por ninguno en concreto.
Los resultados parecen sugerir que una mayor actividad en dichas regiones del cerebro, está vinculada con una mayor facilidad del individuo para elegir con quien emparejarse. Y, cuanto menor es esa actividad, más tímido y menos sociable parece mostrarse el ratón.
Según los autores el estudio, estos resultados abren la puerta a plantear posibles métodos para lograr mejorar mediante estimulación cerebral, las capacidad para socializar de personas afectadas por trastornos como el autismo.
Fuente: ScienceDaily.
Vicente Fernández López
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