Las bacterias del suelo desempeñan un papel clave en la regulación de la dinámica de carbono terrestre, los ciclos de nutrientes y la productividad de la planta. Sin embargo, la inmensa diversidad de comunidades bacterianas del suelo ha dificultado caracterizar taxones individuales y documentar sus distribuciones globales
Una evaluación de los suelos en 18 países de los cinco continentes revela que son muy pocos los taxones bacterianos se encuentran de manera constante. El trabajo, publicado en la revista Science, representa el primer atlas global de bacterias del suelo. Se trata de una tarea comparable a los atlas de plantas y animales que han estado disponibles durante décadas.
El estudio aportó importantes conocimientos. Por ejemplo, ahora se sabe que una porción sustancial de los filotipos bacterianos dominantes identificados en esta evaluación, eran genéticamente muy distintos de los genomas bacterianos conocidos, lo que indica lo poco que sabemos sobre ellos, aún acerca de los grupos más abundantes de bacterias.
Una comprensión más completa de los taxones bacterianos más abundantes y sus preferencias ambientales, permitirá a los científicos construir mejores modelos de cómo las comunidades bacterianas varían a lo largo del espacio, el tiempo y en respuesta a los cambios antropogénicos. El líder del estudio, Manuel Delgado-Baquerizo, de la Universidad de Colorado Boulder, analizó 237 ubicaciones en todo el planeta y descubrieron que solo el 2% de los filotipos bacterianos (o 511 de 25.224) estaban presentes en casi la mitad de las comunidades bacterianas del suelo.
Cuando el equipo de Delgado-Baquerizo comparó más de una docena de factores ambientales, descubrieron que los tipos de bacterias generalmente se podían agrupar según cinco «preferencias» clave: pH alto, pH bajo, tierras secas, baja productividad de la planta y ambientes de bosque seco. Los resultados de este estudio reducen la inmensa cantidad de taxones bacterianos a una lista de aquellos que serán objetivos importantes para los esfuerzos destinados a mejorar la comprensión de los microbios del suelo y sus contribuciones al funcionamiento del ecosistema.
“Con esta investigación – concluye Delgado-Baquerizo en un comunicado –, hemos comenzado a explorar un terreno desconocido y estamos logrando una mejor comprensión de qué microbios viven en nuestros suelos. Eventualmente, conocer más sobre estas bacterias podría permitirnos mejorar la fertilidad y la salud del suelo. Hay mucho que podemos hacer ahora que tener alguna información manejable”.
Juan Scaliter
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