La NASA ha depositado con seguridad su quinto rover en Marte después de un aterrizaje de película. Esto es lo que el robot va a hacer a continuación.
A las 21:56 Hora Central Europea los hombres y mujeres con polos azules de la NASA se levantaron y aplaudiendo. El rover Perseverance estaba sobre la superficie de Marte de una pieza, la maniobra conocida como los siete minutos de terror había ido como la seda.
En realidad, todo eso había ocurrido unos once minutos antes, que es el tiempo que tarda la señal de radio en llegar desde Marte a la Tierra, a una distancia de 204 millones de kilómetros de distancia. El control remoto es imposible, y el Perseverance aterrizó solo, utilizando un programa de inteligencia artificial para tomar las decisiones necesarias con más de medio millón de líneas de código.
Los científicos de la NASA tenían buenos motivos para la celebración. Cada aterrizaje es un acontecimiento único, que no se puede ensayar y no se puede repetir. El riesgo es enorme, pero también es el esfuerzo y el cuidado invertido en la misión.
El vehículo llamado Perseverance es la novena sonda que la Estados Unidos ha depositado con éxito en Marte, y el quinto rover tras el Curiosity enviado en 2012. La nave espacial que llevaba al rover a bordo viajaba por el espacio a 19.500 kilómetros por hora, cinco veces más rápido que una bala de fusil. Alrededor de las 21:38, hora de Europa Central, entró en la atmósfera marciana, y entonces tuvo que reducir en solo siete minutos la velocidad de entrada, para evitar estrellarse contra la superficie del planeta.
La desacerleración fue posible gracias a un sofisticado sistema de frenado compuesto por un escudo térmico, un paracaídas y, finalmente, unos propulsores. Probablemente, la parte más complicada fue la de los últimos 21 metros, en los que el rover descendió en rappel desde un cohete grúa.
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A las 21:56 el vehículo, del tamaño aproximado de un utilitario, reposaba sobre el polvo marciano, y unos minutos más tarde llegaba la primera imagen tomada con la cámara de aterrizaje, con el polvo que levantó aún flotando en el aire marciano.
En los próximos días, el Perseverance realizará pruebas de diagnóstico de todos sus instrumentos. Después, se pondrá en marcha y explorará sus alrededores sobre ruedas.
El Perseverance es el artefacto más complejo que el ser humano ha posado en otro cuerpo celeste. A primera vista, el rover se parece a su predecesor Curiosity, que aterrizó en Marte en 2012. Pero los ingenieros del Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA han sustituido todos los instrumentos y también han parcheado algunos puntos débiles, como las vulnerables ruedas.
La misión principal del Perseverance consistirá en tomar muestras de rocas con su brazo robótico y guardarlas de forma segura en tubos. El rover dejará estos contenedores en varios puntos de su ruta. Una misión planificada en colaboración con la ESA recuperará estas muestras a finales de la década de 2020, y las transportará de nuevo a la Tierra para su análisis.
El lugar de aterrizaje que la NASA eligió para el Perseverance promete hallazgos especialmente interesantes. Se supone que el cráter Jezero estuvo probablemente lleno de agua hace unos 3.500 millones de años. Un río que desembocaba en la depresión depositó grandes cantidades de sedimentos en forma de abanico en el fondo del lago. Este antiguo delta fluvial es fácilmente visible desde el espacio y lleva mucho tiempo seduciendo a los astrobiólogos. Donde hubo agua, es muy posible que hubiera vida.
Pero la misión actual es la primera que se ha atrevido a aterrizar allí . El cráter del Jezero sólo tiene 45 kilómetros de ancho y está rodeado de paredes escarpadas. En el fondo, el terreno es muy accidentado en algunos lugares. La única zona segura para el aterrizaje debía limitarse a un área de 20 kilómetros de largo y siete de ancho. A la distancia a la que está Marte, es como hacer hoyo en un solo golpe entre Madrid y Neva York.
Estaba claro desde el principio que el cohete-grúa que entró en la atmósfera marciana depositaría su carga en un área de sólo 7,7 por 6,6 kilómetros. Esto fue posible gracias a una especie de piloto automático que se utilizó durante la maniobra de aterrizaje. El ordenador comparaba continuamente las imágenes actuales de la cámara con los mapas almacenados de la superficie y dirigía el módulo de aterrizaje en consecuencia hacia la posición deseada.
Durante su misión, que está previsto que dure dos años terrestres, el Perseverance se dirigirá primero al delta del río cercano a su lugar de aterrizaje y tomará muestras a lo largo el camino. El rover ya puede realizar los primeros análisis del terreno; los ingenieros han instalado en su brazo robótico un espectrómetro de rayos X y otro ultravioleta.
Gracias a los espectrómetros será posible determinar la composición química del suelo marciano in situ. Entre otras cosas, los investigadores esperan encontrar compuestos orgánicos sencillos, es decir, cadenas de carbono revestidas de átomos de hidrógeno, como los que se encuentran en el fondo de los deltas de los ríos ricos en microbios en la Tierra.
Más adelante, el Perseverance abandonará el cráter Jezero y remontará el antiguo curso del río. En este viaje no dejará de tomar fotos, vídeo sy muestras. El rover cuenta con 19 cámaras a bordo, en especial la cámara 3D Mastcam-Z, que tomará imágenes panorámicas desde un mástil de dos metros de altura.
La novedad más espectacular es que el Perseverance lleva un pequeño dron que se alejará temporalmente del rover y tomará imágenes desde el aire, sorteando así los riesgos del accidentado terreno marciano. En las próximas semanas el dron también tomará fotos del Perseverance para asegurarse de que no tiene daños. Los científicos de la NASA tendrán que celebrar el aterrizaje rápido, porque hay mucho trabajo que hacer.
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