A lo largo de las próximas semanas podremos disfrutar de un cometa en el cielo. Su nombre oficial es el C/2023 A3 (Tsuchinshan-ATLAS) y está siendo apodado como «el cometa del siglo». Antes de comenzar, en base a su nomenclatura, este cometa no se le ha descubierto periodicidad, al menos a día de hoy, y fue el tercer cometa descubierto durante la primera quincena de enero de 2023. Con respecto a los descubridores, lo detectaron de manera independiente desde el Observatorio de la Montaña Púrpura en Nankín, China, y por el sistema robótico ATLAS (Asteroid Terrestrial-impact Last Alert System).
Volviendo al cometa, parece ser que hay opciones de que sea muy brillante. Aunque, como suele suceder en el campo de los cometas, su luminosidad es impredecible. En lo que sí que parecen ponerse de acuerdo los observadores de este tipo de objetos, es de que existen posibilidades de que se observe a visible a simple vista. Incluso, los más optimistas creen que podría ser más brillante incluso que el C/2020 F3 (NEOWISE), que marcó los atardeceres del verano de 2020.
También hay esperanzas de que el C/2023 A3 (Tsuchinshan-ATLAS) desarrolle una bonita cola debido a que su trayectoria traza un paso muy próximo al Sol, del orden de la distancia de Mercurio a nuestra estrella. Esta proximidad provocaría un aumento considerable de la temperatura tanto en la superficie del cometa como en la subsuperficie más próxima. De suceder, hará que las partículas de polvo se evaporen en una cantidad considerable y escapen al espacio formando una previsible, atractiva y brillante cola.
Hasta el próximo 26 de septiembre, el cometa podremos verlo en los cielos del hemisferio sur durante los momentos previos al amanecer. Estará situado en la constelación de Sextans. Al estar tan cerca del Sol visualmente hablando, necesitaremos usar prismáticos o telescopio a pesar de que su magnitud podría llegar hasta la +3,0 que, en otras condiciones de más lejanía con respecto al Sol, lo podríamos observar perfectamente visible a simple vista.
El perihelio del C/2023 A3 (Tsuchinshan-ATLAS) o «cometa del siglo» sucederá el 27 de septiembre, acercándose a una distancia de 0,39 unidades astronómicas. Se estima que su magnitud baje hasta la 0,0, pero su proximidad al Sol dificultará muchísimo su observación al menos hasta pasado el 02-oct. En esas fechas, pasará de la constelación de Sextans a la de Leo.
Entre los días 02-oct y 09-oct, algunas estimaciones apuntan a un brillo situado entre las magnitudes 0,0 y -3,0. Sin embargo, todavía continúa demasiado cercano al Sol como para ser visto a simple vista en los instantes previos al amanecer del hemisferio sur. Los expertos más optimistas apuntan incluso a una magnitud -5,0 en este período, lo que conllevaría un brillo sin precedentes de un cometa en la historia más reciente.
A partir del 10-oct y hasta el 12-oct, el cometa podrá ser visto justo después de la puesta de Sol, más alto sobre el horizonte conforme pasen los días. Sin embargo, su magnitud también irá decreciendo aunque podría partir de -3,0 y situarse en la -1,0 el día 12-oct. En esos momentos, el cometa C/2023 A3 (Tsuchinshan-ATLAS) estará situado en la constelación de Virgo.
De cumplir con las previsiones, entre los días 13-oct y 14-oct, el cometa perderá brillo y pasará de la magnitud -1,0 a la +1,0. Sin embargo, ya se habrá alejado lo suficiente del Sol como para que lo podamos ver a simple vista. Como curiosidad, el día 14-oct pasará cerca de otro cometa, el 13P/Olbers, aunque este tiene una magnitud aproximada de +10,0 y si queremos verlo, será necesario un telescopio.
La magnitud del cometa aumentará y por lo tanto, cada vez tendremos mayor dificultad para verlo a simple vista. En estos días pasará de la magnitud +1,0 a la +4,5 y en el cielo se estará desplazando hasta la constelación de Serpens Caput. También podría generar una anticola tal y como sucedió con el cometa C/2022 E3 (ZTF).
El apodado «cometa del siglo» dejará de ser visible a simple vista a partir del día 20-oct, cuando pase a tener una magnitud +4,5, que subirá hasta la +7,0 a finales de octubre. Según las estimaciones, en los días mencionados la cola del cometa podría crecer súbitamente, llegando a alcanzar los 20º de longitud, esto es, unas 40 veces el diámetro aparente de la Luna llena en el cielo.
Conforme nos adentremos en el mes de noviembre, a pesar de que el cometa se irá elevando en el cielo, su magnitud aumentará y cada vez será más difícil de ver incluso con telescopios.
Todo esto son estimaciones, no debemos olvidarlo, y los cometas además, pueden sufrir estallidos que hagan que su brillo aumente muchísimo de un día para otro. Estas previsiones son, simplemente, en base a un comportamiento considerado como normal. A modo de resumen, esta tabla describe bien este comportamiento:
| Fechas | Magnitudes | Comportamiento |
| Hasta 26-sep | Mínima de +3.0 | Visible con prismáticos. |
| 27-sep a 01-oct | De +3.0 a 0.0 | Perihelio del cometa. |
| 02-oct a 09-oct | De 0.0 a -3.0 | Dificultades para verlo a simple vista. |
| 10-oct a 12-oct | De -3.0 a -1.0 | Visible en el hemisferio norte. |
| 13-oct a 14-oct | De -1.0 a +1.0 | Buena visibilidad a simple vista. |
| 15-oct a 19-oct | De +1.0 a +4.5 | Posible aparición de anticola. |
| 20-oct a 31-oct | De +4.5 a +7.0 | No visible a simple vista. Crecimiento de la cola del cometa. |
| Desde 01-nov | Mínima de +7.0 | Se verá cada vez con más dificultad. |
De todos modos, estas expectativas, siempre suelen quedarse muy por encima de lo que suele suceder en realidad. Es algo que ha sucedido prácticamente con todos los cometas. Por lo tanto, ¿qué ha sido lo que ha hecho que el cometa C/2023 A3 (Tsuchinshan-ATLAS) haya sido apodado como el «cometa del siglo? Ahí van algunos motivos:
Al tratarse de un cometa no periódico o de período no conocido, caben dos opciones: una es que su trayectoria no lo vuelva a acercar a la Tierra nunca más. La otra opción es que vuelva, pero dentro de un período que rondaría los miles de años, incluso decenas de miles de años. Por lo tanto, en cualquier caso, tendremos una sola oportunidad para verlo a lo largo de nuestras vidas.
El cometa C/2023 A3 (Tsuchinshan-ATLAS) procede de la Nube de Oort. Esto es, una región con forma de rosquilla que está situada mucho más allá de la órbita de Neptuno. De ahí que no tenga período conocido o que se desconozca cuál es. De esta región es de donde suelen proceder todos los cometas. Lo que ocurre, es que algunos de ellos, al acercarse al Sol su órbita se ve modificada y se quedan orbitando en zonas más cercanas.
Los cometa, por lo general, viajan a velocidades altísimas. Sin embargo, el C/2023 A3 (Tsuchinshan-ATLAS) lo hace a una velocidad de 290.664 km y se acelera conforme se acerca al Sol. Es alta, pero no deja de ser una consecuencia de la mecánica celeste de su órbita y de la proximidad que tendrá con el Sol. Es algo que Kepler en el siglo XVII explicó mediante sus leyes de movimiento planetario ya que, cualquier cuerpo que se acerque al Sol, aunque no tenga una trayectoria elíptica, se pueden aplicar estas ecuaciones. En el caso de órbitas no elípticas, existes grandes modelos teóricos que las aproximan a la perfección y unido a la capacidad de computación actual, se conoce al detalle cuál será su velocidad en todo momento.
El apodado «cometa del siglo» tiene un núcleo grande en comparación con otros cometas. Se estima que su tamaño puede llegar a los 15 kilómetros de longitud. Aunque es un tamaño grande, en comparación con un planeta es insignificante. Pese a ello, la capacidad de estos cuerpos de generar grandes colas es enorme, pudiendo generarlas incluso de millones de kilómetros de longitud. Volviendo al tamaño del cometa, es un indicativo de que podría expulsar una gran cantidad de gas y polvo y, por lo tanto, emitir un gran brillo.
Conforme el cometa se acerque al Sol, su brillo absoluto irá aumentando. Luego, se irá alejando y su brillo se irá reduciendo. Sin embargo, una vez se aleje del Sol y se aproxime a nuestro planeta, su brillo aparente irá aumentando. No pasará excesivamente cerca de nuestro planeta (0,56 unidades astronómicas), pero lo suficiente como para que, si las previsiones se cumplen, sea un cometa excepcionalmente brillante. Pero como decíamos al principio, estas previsiones, rara vez se cumplen.
Con todo esto hay que elegir cuándo será el mejor momento para ver este cometa. Para eso hay que evaluar un factor fundamental: la presencia de la Luna. Esto es así porque los cometas son objetos difusos en el cielo y la Luna no hace más que entorpecer su correcta visión. Por lo tanto, debemos elegir bien la noche en la que lo queremos observar. También es cierto que la luz del crepúsculo puede llegar a ser más molesta incluso que la de la propia Luna.
Teniendo en cuenta que la Luna nueva la tendremos el 02-oct, desde España nos será imposible aprovechar esas noche ya que todavía estará siendo visible desde el hemisferio sur. Por otro lado, los días 13 y 14 de octubre mostrará una buena visibilidad, según las estimaciones, ya que estará lo suficientemente alejado de la visual del Sol. Sin embargo, ahí tendremos la Luna en gibosa creciente. Aun así, aunque la Luna la tengamos visible desde por la tarde, merece la pena intentarlo esos días, incluso optar por el 12-oct ya que es sábado.
Por la tarde, el Sol se esconderá sobre las 19:40 y a partir de ahí, ya tendremos disponibles varios objetos para observar. El primero es el planeta Venus, que irradiará el cielo con una magnitud de -3,86 y que se esconderá sobre las 21:00, más o menos al mismo tiempo que el cometa. También tendremos visible al planeta Saturno desde el atardecer y hasta las 05:20 de la madrugada.
Por otro lado, Júpiter y Marte también estarán disponibles. El primero lo tendremos en el cielo desde las 22:44 y hasta el amanecer. Por otro lado, Marte surgirá tras el horizonte algo después, sobre las 00:50. La Luna, como ya hemos dicho, estaré presente en los momentos de visibilidad del cometa, ya que esta se ocultará sobre las 03:00 de la madrugada.
Con estos datos, solo me queda decir… ¡Disfrutad del cometa! Y si podéis salir a verlo más de un día, si las condiciones meteorológicas lo permiten, ¡¡mejor que mejor!!
Este artículo fue publicado en Astrométrico, ver el artículo original.
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