La nube con forma de hongo característica de las explosiones nucleares se puede explicar mediante la inestabilidad de Rayleigh-Taylor. La inhalación del nitrato de amonio puede causar graves afecciones en la salud
Información facilitada por Eltiempo.es.
La explosión producida en un almacén de materiales “altamente explosivos” en Beirut (Líbano) dejó una llamativa nube con forma de hongo característica de las explosiones nucleares que sembró multitud de dudas en torno a su origen. Desde Eltiempo.es explican por qué la nube alrededor de la explosión no nuclear tomó esta forma.
“Este tipo de nube aparece cuando la explosión produce un gas caliente que se eleva rápidamente. El aire que hay por encima amortigua este gas caliente mientras intenta desplazarse hacia arriba y es literalmente empujado hacia abajo formando esa forma tan distintiva de hongo”, apunta Mar Gómez, responsable del área de meteorología de Eltiempo.es.
Este fenómeno se explica por la inestabilidad de Rayleigh-Taylor que describe la interacción entre dos materiales —fluidos o gases — cuando uno de baja densidad empuja a otro de alta densidad.
A este tipo de nube formada se le conoce como “nube de Wilson” que aparece en explosiones de aire húmedo.
Cuando un arma nuclear o una gran cantidad de explosivos explotan en un entorno de aire húmedo, la onda de choque generada da lugar a una rarefacción. Es decir, una reducción de la densidad del aire que rodea la explosión, pero no del que la contiene. Esto lleva a un enfriamiento temporal del aire, que causa la condensación de parte del vapor de agua contenido en él.
Según las informaciones del momento, la explosión fue provocada por la explosión de 2.750 toneladas de nitrato de amonio. Este compuesto es también conocido como sal amónica del ácido nítrico y cuenta con propiedades como su higroscopicidad (capacidad de los materiales para absorber la humedad atmosférica) y alta solubilidad en agua.
El nitrato de amonio se encuentra en las partículas PM2.5 y las partículas PM2.5 inorgánicas. En la atmósfera, una fracción significativa está compuesta por nitrato de amonio y sulfato de amonio.
Cuando se inhala puede causar tos, dolor de cabeza o dolor de garganta, así como irritación ocular o en la piel. Está demostrado que los lugares con concentraciones elevadas de estas partículas se han asociado estadísticamente con el aumento de los trastornos pulmonares y cardíacos.
A nivel atmosférico el nitrato de amonio es muy volátil. En zonas más altas de la atmósfera, el nitrato de amonio es una partícula o una gota, pero en un día cálido y cerca del suelo, el nitrato de amonio se divide en ácido nítrico y amoniaco, que se depositan muy rápidamente en la superficie terrestre.
Si el ácido nítrico se deposita en la tierra aporta nitrógeno y es un fertilizante para las plantas, pero también produce acidificación e intensifica la emisión de óxido nitroso. Las plantas sedientas de nitrógeno crecen muy rápido, desbancando a otras especies que crecen más lentas y produciendo una alteración en los ecosistemas.
Las explosiones de nitrato de amonio almacenado son eventos raros pero han sido recurrentes y catastróficos en la historia. Todos ellos comparten un rasgo esencial en común: las explosiones fueron el resultado de un incendio incontrolable.
Estos desastres tienen dos factores causales debido a la química de la sustancia: su capacidad de detonar y su capacidad de potenciar un incendio por medio de su comportamiento oxidante.
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