El experimento ha consistido en disparar a tardígrados con una pistola de aire comprimido para comprobar si resisten el impacto de un meteorito al chocar contra la Tierra. Algunos sobreviven a los disparos.
El objetivo era comprobar si los seres vivos más resistentes conocidos, los tardígrados, podrían aguantar el impacto a bordo de un meteorito viajero que cayera sobre otro planeta, y han simulado el efecto de ese impacto con algo mucho más a mano: una pistola de aire comprimido.
¿Por qué pegarle tiros a los tardígrados suma puntos a la teoría de la panspermia?
El nombre Paspermia procede del griego, donde «pan» significa todo y «espermia» semilla. Los científicos que la defienden proponen que la vida existe en todo el Universo y que desde algún lugar entre las estrellas llegó a la Tierra, posiblemente a bordo de un meteorito sembrado.
La panspermia propone que cuerpos como los cometas o asteroides transportan formas de vida, ya sean bacterias que sobreviven en el espacio o microorganismos, y las depositan allí donde impactan. Así, el Universo continúa aún hoy sembrando planetas y lunas en una inagotable actividad polinizadora.
El periodo conocido como Cataclismo Lunar o Último Bombardeo Intenso se produjo hace 4 mil millones de años. En aquel entonces, el Sistema Solar interior, Tierra incluida, recibía un permanente bombardeo de meteoritos. Si la vida viaja a bordo de rocas espaciales, aquel pudo ser un buen momento para que aterrizaran en nuestro planeta los primeros extraterrestres que pudieron ser nuestro origen. Para la Panspermia no solo somos polvo de estrellas, tenemos, además, un origen cósmico.
Se ha propuesta también que la vida en la Tierra ha podido ser enviada al Sistema Solar, e incluso fuera de éste, a través de las expulsiones de material generado por los grandes meteoritos que impactaron en nuestro planeta. Durante mucho tiempo se ha propuesto que las eyecciones (y el material fosilizado en su interior) de impactos gigantes en la Tierra podrían haber golpeado la Luna y haberse conservado.
Pero el espacio es un lugar inhóspito para la vida: las bacterias o microorganismo que emprendieran su viaje a bordo de un asteroide tendrían que ser altamente resistentes a impresionantes cambios de temperatura que pueden llegar a ser de cientos de grados; y sobre todo a la radiación UV y X de las que nuestra atmósfera nos protege.
Además, si el transporte de la vida de un lado al otro del universo es una roca a la deriva, al impactar en su destino, el organismo viajero debería ser capaz de soportar un impacto devastador.
Los tardígrados, esos extravagantes seres del agua, son notoriamente resistentes. Estas diminutas criaturas, de 1 milímetro de largo o menos, son famosas por su naturaleza indestructible. Pueden soportar presiones hasta seis veces mayores que las se dan en lo más profundo del océano, cantidades extremas de radiación e incluso el vacío del espacio. Podrían sobrevivir a un apocalipsis que aniquilara a la humanidad.
Incluso cabría la posibilidad de que los humanos hayamos sembrado de tardígrados la Luna
Son como diamantes biológicos. Pueden sobrevivir hasta 30 años sin agua ni comida, soportan temperaturas de hasta 150ºC y, pese a su tamaño, su longevidad es sorprendente: hasta 60 años. Su probada supervivencia en condiciones extremas ha llevado a sugerir que podrían ser un vector de panspermia, es decir, protagonistas a bordo de rocas siderales, en el tránsito natural de la vida entre lunas y planetas. Incluso, cabría la posibilidad de que los humanos hayamos sembrado de tardígrados la Luna.
El nuevo estudio publicado en Science, en el que les ha disparado para probar su resistencia, buscaba dar respuesta a la incertidumbre sobre el destino de los tardígrados que estaban a bordo de la sonda Beresheet de Israel cuando se estrelló en la luna en 2019.
La nave llegó a su destino, pero a una velocidad y con un ángulo de aproximación que no permitieron un alunizaje suave. Se estrelló. La sonda llevaba miles de tardígrados y ya entonces se planteó la posibilidad de que estas robustas criaturas hubieran sobrevivido al impacto.
Así, la investigación quería probar si el choque de la Beresheet contra la superficie de la Luna pudo dejar supervivientes. Además, han calculado si los tardígrados resistirían los impactos típicos de meteoritos en el Sistema Solar.
El experimento ha demostrado que los tardígrados tienen un límite. No aguantan cualquier impacto, pero podrían sobrevivir en algunos fragmentos de meteorito que llegaran a la Luna después de impactar en la Tierra, y posiblemente, en restos que viajaran de Marte a su luna, Fobos.
Las pruebas de impacto que se hacen a menudo en semillas, objetos de escala milimétrica, muestran que sufren daños internos y fallas cuando las velocidades de impacto alcanzan alrededor de 1 km s −1 , o típicamente ∼1 GPa. Esto sugiere que los cuerpos más grandes y complejos (en comparación con los pequeños y más simples) tienen un mayor riesgo de daño interno causado por la onda de choque.
Es interesante considerar lo que les sucede a los animales y a las semillas en estas condiciones. Dado el interés actual en los tardígrados como organismos que pueden sobrevivir expuestos al espacio durante al menos cortos períodos de tiempo, su resistencia a las presiones de choque puede ser el factor limitante de su éxito o como vectores de la panspermia.
La capacidad de los tardígrados para sobrevivir a condiciones extremas está vinculada a su capacidad para entrar en un estado de hibernación absoluto, en el que se deshidratan, expulsando más del 90% de su agua, y producen antioxidantes, lo que permite que su tasa metabólica caiga al 0,01% de lo normal
Los animales del experimento pertenecen a la especie tardígrada Hypsibius dujardini. Los tardígrados fueron alimentados con agua mineral y musgo. Después, forzaron su extraordinario estado de hibernación, y entonces les disparados con una pistola de aire comprimido de dos etapas dentro de una cámara de vacío.
Se ejecutaron seis disparos a velocidades de 0,556 a 1,00 km s −1 . 20 se recuperaron con éxito, aunque les llevó de 8 a 9 h volver a la vida.
Descubrieron que los tardígrados podían sobrevivir a impactos de casi 900 metros por segundo, lo que daría como resultado aproximadamente 1,14 gigapascales de presión al impactar. Aunque perecieron a mayores presiones y velocidades de impacto.
Los tardígrados a bordo de la sonda Beresheet, que habrían experimentado una presión de choque por encima de ese nivel cuando se estrelló, no habrían sobrevivido
Eso significa que los tardígrados a bordo de la sonda Beresheet, que habrían experimentado una presión de choque por encima de ese nivel cuando se estrelló, no habrían sobrevivido, según explican los científicos en la revista Science.
Incluso los tardígrados que sobrevivieron a impactos de velocidad baja y moderada tardaron más que las muestras de control (que simplemente se congelaron y revivieron del estado de hibernación) para recuperarse, «lo que sugiere que les provoca cierto grado de daño interno», sugieren los investigadores, y no está claro si los tardígrados supervivientes podrían reproducirse.
Sobre su llegada a la luna, según los investigadores, alrededor del 40% de las rocas y los escombros que rebotan procedentes de nuestro planeta golpearían la luna a velocidades lo suficientemente bajas como para que los tardígrados sobrevivieran. Una proporción similar podría sobrevivir a un viaje desde Marte a su luna Fobos. Por supuesto, estos hallazgos se aplican solo a los tardígrados; otras formas de vida, como los microbios, pueden sobrevivir a velocidades de impacto más altas.
La investigación también podría tener implicaciones para la detección de vida en otros planetas. Las naves espaciales que pasan cerca de las heladas columnas de mundos acuáticos como la luna Europa de Júpiter y la luna de Saturno Encelado pueden recolectar formas de vida potenciales, con la misma resistencia que los tardígrados
El estudio se ha publicado en la revista Astrobiology . Más info sobre los tardígrados en Science .
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