Los mega proyectos científicos internacionales viven un momento de crisis ante la invasión rusa de Ucrania. El dilema: ¿es posible continuar sin Rusia?
El principal evento mundial de matemáticas, el Congreso Internacional de Matemáticos, ICM, previsto para este año en julio en San Petersburgo, Rusia, ahora será virtual y deja fuera a Rusia.
En Alemania, la Alianza Alemana de Organizaciones Científicas ha decidido el cese de toda la colaboración científica con instituciones estatales y empresas comerciales en Rusia. En España, las tres grandes instituciones científicas COSCE, Crue y Facme, sugieren al Gobierno español en un comunicado congelar los proyectos científicos conjuntos con instituciones rusas y la ministra de Ciencia y Tecnología, Diana Morant, ha anunciado que el Gobierno está revisando detalladamente, en coordinación con el Ministerio de Asuntos Exteriores y en el marco de la UE, las colaboraciones científicas con Rusia.
Bloquear a Rusia en ciencia como medida de presión es la bandera más seguida. Sin embargo, la presencia de Rusia en los mega proyectos científicos internaciones hace que tomar esa decisión ponga en riesgo inversiones mega millonarias en ciencia.
El CERN, ITER, y la Estación Espacial Internacional son las tres mega bestias de la investigación científica de este siglo. Todas ellas fruto de la cooperación internacional, enormemente globalizada, con Rusia participando en primera línea del juego.
En la actualidad, la ISS depende de un sistema de propulsión ruso para mantener su órbita, a 400 kilómetros sobre el nivel del mar, mientras que el segmento estadounidense es responsable de la electricidad y los sistemas de soporte vital.
Joe Biden anunció que habría sanciones de EE.UU a la industria aeroespacial rusa, e, inmediatamente, el jefe de la Agencia Espacial Rusa, Dimitri Rogozin, lanzó un arsenal hostil en Twitter dejando claro que si dejan de contar con Rusia, la Estación Espacial Internacional no tardaría en convertirse en un peligroso artefacto a la deriva:
«Si bloquea la cooperación con nosotros, ¿quién salvará a la ISS de salirse de órbita sin control y caer en territorio estadounidense o europeo?», escribió Rogozin, señalando que la estación no sobrevuela gran parte de Rusia.
Rusia participa en varios de los mayores proyectos de investigación de Europa, como el ITER, el experimento científico a gran escala que es la esperanza para conseguir energía de la fusión nuclear.
ITER es uno de los proyectos energéticos más ambiciosos del mundo. El proyecto ITER busca demostrar la viabilidad de la fusión como fuente de energía a gran escala.
Este proyecto experimental es de crucial importancia para el avance de la fusión nuclear y para preparar el camino para las centrales comerciales de fusión.
El gran reactor se está construyendo en Cadarache, Francia, y costará más de 24.000 millones de euros. Será el quinto proyecto científico más costoso de la historia de la humanidad.
El proyecto del ITER empezó el 24 de mayo de 2006 con siete socios que firmaron un acuerdo en Bruselas: Unión Europea, Japón, Estados Unidos, Corea del Sur, India, Rusia y China. Pero la invasión de Rusia a Ucrania ha puesto en tensión a los miembros de la colaboración.
Las diferencias políticas entre sus miembros -guerras comerciales, disputas fronterizas y otros desacuerdos- nunca han afectado al espíritu de colaboración. Sin embargo, la invasión de Rusia a Ucrania “no tiene precedentes”. De momento, el acuerdo original del ITER no contempla la posibilidad de retirar a un socio. ITER, un experimento científico a gran escala en colaboración con Unión Europea, Japón, Estados Unidos, Corea del Sur, India, y China. Aún está por saberse qué decisión tomarán en cuanto a la participación de Rusia.
Rusia es miembro observador del laboratorio de la Organización Europea para la Investigación Nuclear, más conocida como el CERN, en Suiza. Ese centro fue fundado en 1954 por 12 países europeos.
Allí, se han producido grandes descubrimientos e innovaciones. Por ejemplo, en 1990 se produjo la invención de la red World Wide Web por los científicos Tim Berners-Lee y Robert Cailliau. En 2008, con el gran colisionador de hadrones (que popularmente llaman “la máquina de Dios”) se confirmó la existencia del bosón de Higgs a través de diferentes pruebas desde 2008.
Desde 2019, el CERN participa en el desarrollo de un acelerador de electrones y positrones en el Instituto de Física Nuclear de la sucursal siberiana de la Academia de Ciencias de Rusia.
Se trata de un proyecto que prevé la construcción de un colisionador de electrones y positrones llamado SuperC-Tau, conocido también como Fábrica de Super Charm-Tau, muy necesario para investigaciones en la física de altas energías.
El respectivo acuerdo de cooperación fue suscrito en el marco de una reunión del Comité Rusia-CERN celebrada en Ginebra (Suiza).
El Instituto de Física Nuclear relató que el acuerdo contempla la participación del CERN en varios proyectos rusos, incluido el proyecto de colisionador ‘siberiano’.
Rusia también contribuye con el 6% del presupuesto de la Instalación Europea de Radiación Sincrotrón, con sede en Grenoble.
Es una instalación circular de casi un kilómetro de circunferencia que se usa para desarrollar estudios en física, química, biología y paleontología, entre otras disciplinas. La radiación emitida por los electrones que circulan por el anillo, compuesta básicamente por rayos X, permite observar los secretos de la materia. Esa particularidad hace que el Sincrotrón sea muy valorado para realizar estudios que están en la frontera del conocimiento.
También Rusia es una asociado al Láser de Electrones Libres de la Unión Europea, que tiene sede en Alemania
ExoMars es una misión espacial a Marte de astrobiología para la búsqueda de vida en ese planeta. Está compuesta de dos etapas diferenciadas y es un proyecto conjunto de la Agencia Espacial Europea y Roscosmos, su homóloga rusa.
La Agencia Espacial de Rusia, Roscosmos, anunció la suspensión de la cooperación con Europa en lanzamientos desde el cosmódromo de Kourou, en la Guayana Francesa, en respuesta a las sanciones impuestas por la Unión Europea (UE) en represalia por la ofensiva militar lanzada en territorio ucraniano. Era el punto de despegue de ExoMars. El lanzamiento estaba previsto para este año. De momento, la ESA sólo ha advertido que el lanzamiento no podría realzarse en la fecha prevista.
En el desarrollo del explorador ExoMars hay participación española principalmente del Centro de Astrobiología (CAB-INTA-CSIC) y la Universidad de Valladolid.
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