No es la primera vez, la NASA ya «estampó» un cohete en la Luna en un misión en busca de agua
La imagen superior está entre las más famosas de la historia del cine. Pertenece a la película francesa de 1902 Viaje a la Luna (en español). En blanco y negro, muda y de ciencia ficción, dirigida por Georges Méliès. La película dura poco más de 14 minutos y cuenta la aventura de un grupo de astrónomos que viaja a la Luna en una cápsula impulsada por cañones, explora la superficie del satélite, escapa de un grupo subterráneo de selenitas (habitantes lunares) y regresa a la Tierra con un selenita cautivo.
Para la posterioridad quedó la imagen de la cara de la Luna recibiendo el impacto de un cohete espacial disparado por una bala de cañón como uno de los planos más conocidos de la historia del cine. Y, una vez más ( ¡que vivan los tópicos!), la realidad supera la ficción.
Hace unos días, los restos de un cohete que vagó sin rumbo por el espacio durante años se estrelló contra la Luna. Los expertos dicen que pude tratarse de una etapa de la nave Chang’e 5-T1, lanzada en 2014 como parte del programa de exploración lunar de la agencia espacial china. Aunque China asegura que los restos de su basura relacionados con la nave Chang’e 5-T1 ya se han destruido y se quita responsabilidad.
Sea de quien sea, lo cierto es que un pedazo de chatarra espacial de 4 toneladas hizo impacto en la Luna, nuestro amable satélite sin atmósfera protectora, y presumiblemente provocó un cráter de entre 10 y 20 metros de ancho.
El impacto se produjo en la cara de la Luna que nos da la espalda, su cara oculta a la especie humana, y ocurrió cerca del cráter Hertzsprung.
En el momento del impacto el pedazo de cohete errante viajaba a 9.300 kilómetros por hora, impulsado únicamente por las fuerzas de la gravedad y la luz solar.
No es la primera vez que la mano humana impacta en la Luna. Una nave de la NASA provocó un ‘bombazo’ pensado para buscar agua en el satélite terrestre.
En 2009, el satélite LCROSS soltó un cohete que llevaba a bordo, bautizado Centauro, sobre un profundo cráter del polo sur de la Luna, el Caebus. El sitio de colisión, en el lado de sombra permanente del cráter, no ha recibido luz del Sol en miles de millones de años. Aquel cohete pesaba 2.300 kilos y al impactar generó una gran nube de partículas de unos 10 kilómetros de altura sobre la superficie.
Cuatro minutos más tarde, el satélite voló por encima de ese penacho de restos volátiles. LCROSS también se estrelló sobre la Luna, levantando una segunda nube que ya no pudo ser analizada.
Los sensores de LCROSS detectaron muestras de agua en la Luna, y allí quedaron sus restos por los siglos de los siglos.
En estos momentos, el mundo de la astrofísica está a la espera de que el Orbitador de Reconocimiento Lunar (LRO) de la NASA y la misión Chandrayaan-2 de la India, que también orbita la Luna, obtengan imágenes del cráter creado por el cohete supuestamente chino que acaba de impactar por accidente.
Los escombros espaciales son cada vez más incontenibles. Y también la larga mano humana. De aquí a 10 años podrían estar activas al menos 50 misiones espaciales a la Luna, tanto organizadas por las agencias espaciales como a través de proyectos privados. El proyecto Lunar Gateway de la NASA pretende incluso establecer allí una base permanente para astronautas.
Más de un siglo después del Viaje a la Luna de Georges Méliès, la conquista del satélite natural que nos acompaña empieza a ser más ciencia que ficción. Quizá no es buen modo iniciar la empresa con cañonazos de basura.
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