CIENCIA

La inversión privada, ¿necesaria para salvar la ciencia en España?

El dosier Investigación e innovación en España y Portugal, del Observatorio Social de la Fundación ”la Caixa”, pone de relieve la escasa participación del sector privado en la investigación

España sigue en los últimos puestos en investigación y desarrollo entre los países europeos. Esta circunstancia puede atribuirse a que los vínculos entre ciencia y empresa son más débiles que en otras economías más avanzadas de la Unión Europea, según afirma el dosier, coordinado por los investigadores Luis Sanz Menéndez, del Instituto de Políticas Públicas del CSIC, y Tiago Santos Pereira, de la Universidade de Coimbra.

Destaca la limitada presencia en el sector empresarial de personas con un doctorado: menos del 6 % de los doctores trabaja en empresas privadas. Esto propicia la fuga de talentos. Según este informe sobre recursos humanos para la investigación, pese a las mejoras experimentadas en el número total de investigadores en el país, la participación de España en el total de investigadores de la UE-27 ha disminuido en los últimos diez años:

 

Esto se debe a que, tradicionalmente, el sector público de la investigación se ha caracterizado por unas condiciones laborales más estables. Sin embargo, la creciente precariedad de los puestos de trabajo para investigadores
posdoctorales en el mundo académico implica que las oportunidades fuera de este ámbito pueden brindar mejores perspectivas. Además, las mujeres se ven desproporcionadamente afectadas por estas condiciones y muchas terminan
por abandonar el mundo académico.

El desafío de incrementar el número de investigadores empleados en el sector privado resulta evidente al constatar que la inversión empresarial en I+D (BERD) como porcentaje del PIB en España equivale aproximadamente a la mitad de la media de la EU-27. E incluso la media de la EU-27, que representa el 1,67 % del PIB, es muy inferior a la de los principales
competidores de Europa, como Estados Unidos (2,05 %) y Japón (2,60 %).

A modo de conclusión, el estudio destaca que, en los próximos años, la colaboración entre ciencia y empresa, y las asociaciones público-privadas serán cruciales para que España pueda absorber de forma eficiente los nuevos flujos de financiación europeos que estarán disponibles en el marco del plan de recuperación para Europa NextGenerationEU, de la Comisión Europea.

Redacción QUO

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