Azul brillante, con una línea discontinua azulada que recorre dorsalmente su larguísimo cuerpo, flanqueada por dos líneas amarillas. Así es el peligroso gusano de neón
Juan Junoy, Universidad de Alcalá.
Este sería su nombre coloquial, asignado porque su morfología y color recuerdan a las retorcidas letras de un anuncio luminoso. Pero a los zoólogos no nos gustan demasiado los nombres comunes, no son muy específicos. Depende de donde nos encontremos, podemos pedir un bocadillo de verdel, de rincha, de albacora, de sarda… y así hasta 47 nombres distintos para la misma especie, la caballa, Scomber scombrus de nombre científico. Si digo estos dos latinajos juntos, ese binomio con el cual designamos a las especies, cualquier persona en este mundo, hable el idioma que hable, viva donde viva, sabe a qué pez me estoy refiriendo.
Tenemos, pues, que utilizar un binomio para designar al nuevo gusano. A nuestro bonito gusano de neón le hemos puesto un nombre mitológico: Tetranemertes bifrost. El primer término, Tetranemertes, corresponde al género y ya nos da una idea de a que grupo pertenece el gusano: es un nemertino. El segundo, bifrost, se refiere al brillante puente arco iris de la mitología nórdica, que se extiende entre la tierra habitada por los humanos y el reino de los dioses. Un camino tan resplandeciente como el cuerpo del nemertino.
Los nemertinos son un filo de invertebrados con unas 1 300 especies, principalmente marinas, aunque hay algunas que han colonizado los ríos y la tierra firme.
No son raros entre las algas o bajo las piedras de la costa, pero en general suelen pasar bastante desapercibidos. Muchos miden apenas unos pocos centímetros, aunque hay una especie, Lineus longissimus, que aparece en el Libro Guinness de los Récords de 1995 como el animal vivo más largo de la Tierra, con hasta [60 metros de longitud].
Su característica más distintiva es la presencia de una trompa o probóscide con la cual cazan a sus presas. El gusano de neón, Tetranemertes bifrost, y todas las especies de su clase, los hoplonemertinos, son unos auténticos “navajeros” que apuñalan a sus presas. La probóscide posee un punzón, con su hoja y su mango –estilete y base, para utilizar los términos zoológicos–. Con ese estilete perforan a sus víctimas, generalmente otros gusanos o pequeños crustáceos.
En estos ataques pueden perder el estilete y en la misma probóscide poseen bolsas con estiletes de reserva, una especie de “cajón de los cuchillos”.
Dado que solo los pinchazos podrían resultar insuficientes para matar a la presa, el punzón suele estar envenenado. Y resulta que los nemertinos han desarrollado una importante industria tóxica, cócteles de sustancias mortíferas.
Sus venenos no sólo sirven para el ataque, también son defensivos. A los peces les encantan los gusanos, y si ven uno paseando en el fondo marino (o en el anzuelo de un pescador), allí que van. Pero si resulta que el gusano es un nemertino lo descartan del menú, ni lo prueban. Si se los comen por error, los escupen rápidamente.
¿Por qué? Tiene que ver con esos colores tan llamativos que exhiben, esos que hacen que parezca una verbena.
¿A que vienen esos colores tan llamativos que hacen que parezca una una verbena? Muchos animales, entre los que están las avispas o las salamandras, utilizan combinaciones de color que les hacen especialmente vistosos. Tienen una coloración aposemática, de advertencia. ¿Y qué advierten? Pues que son peligrosos.
Algunos son venenosos, como los nemertinos. Otros, como el pez payaso, no, pero viven con una anémona urticante. Y finalmente los hay que se ponen “chulitos”, que se hacen pasar por peligrosos, cuando en realidad son inofensivos. Yo he visto salir corriendo de una terraza a una señora que tenia pánico a las avispas… ante el vuelo de una mosca que las imita, un sirfido. Esto de hacerte pasar por alguien que no eres se conoce como mimetismo batesiano, en honor de Henry Walter Bates, quien lo observó allá por el siglo XIX en las mariposas amazónicas.
¿El título le suena? Viene de El Sastrecillo Valiente, el cuento de los Hermanos Grimm. El sastrecillo se bordó esta frase en su cinturón para conmemorar su hazaña matando moscas: “Siete de un golpe”. No se trata de contar el cuento, pero es un buen lema para presentar nuestro trabajo, ya que hemos descrito siete nuevas especies de nemertinos.
Entre ellas, la más llamativa es el gusano de neón (Tetranemertes bifrost), que vive en el Caribe. Las otras seis han sido encontradas en lugares tan distantes como el golfo de México, Omán o Japón. En las aguas españolas del mar de Alborán recogimos la especie típica del género, Tetranemertes antonina, que podría pasar por un grueso hilo largo de color rojizo y cuyo estudio molecular permitió asignar al género Tetranemertes las nuevas especies.
Aunque puede parecer que este final tiene el toque umbraliano de “voy a hablar de mi libro”, los que nos dedicamos a “bichos raros” tenemos que esforzarnos por enseñar algo más de las especies menos conocidas. Para profundizar en nuestra fauna de nemertinos, existe amplia información en la Tesis Doctoral de Alfonso Herrera-Bachiller, donde están representadas todas las especies de nuestras aguas.
Juan Junoy, Catedrático de Biología Marina, Universidad de Alcalá
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.
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