Grandes científicos del siglo XX originarios de Alemania, Austria y Suiza aportaron increíbles avances a la física, ¿por qué allí y no en otros lugares del mundo?
Cuando estudias física en el instituto o la universidad empiezan a resultar familiares ciertos nombres, a veces difíciles de pronunciar, otras menos. La constante de Planck. La campana de Gauss. El teorema de Bernoulli. El principio de incertidumbre de Heisenberg. La teoría de la relatividad especial de Einstein. La ecuación de onda de Schrödinger (y su famoso gato).
Muchos de estos principios, constantes y ecuaciones llevan el nombre de su descubridor, y muchos de estos grandes científicos que vivieron y trabajaron a principios del siglo XX venían de Alemania, Austria y el este de Suiza, por lo que les unía no solo el lenguaje, sino una gran herencia cultural.
En el siglo XVIII, Prusia, un estado alemán que ocupaba el norte de Alemania actual y partes de Letonia, Lituania, Polonia y Rusia, se puso a la cabeza en el patrocinio del pensamiento ilustrado, una idea que habían tomado del liderazgo cultural y científico de Francia. También hubo movimientos importantes en los estados más pequeños de Baviera, Sajonia, Hannover y el Palatinado. Los príncipes de estos estados llevaron a cabo reformas fiscales, administrativas, judiciales, educativas, culturales y económicas en general.
Estas reformas dieron sus frutos en los siglos que siguieron. La música de Wagner, la poesía de Schiller y las obras de Goethe son algunas de las muchas luces que surgieron en el arte y las humanidades. La ciencia en alemán no tardó en seguir ese camino de expansión, especialmente en sobre todo la física, matemáticas, química e ingeniería. Antes de la Segunda Guerra Mundial, Alemania era el país con más premios Nobel en campos científicos y el más destacado en ciencias naturales.
La lengua alemana fue una importante lengua científica desde finales del siglo XIX hasta el final de la Segunda Guerra Mundial. Después de la guerra, la carrera de muchos investigadores científicos y profesores, que había terminado a causa del nazismo, llevó a la diáspora de estas grandes mentes. La pperación Paperclip estadounidense y la operación Osoaviakhim soviética captaron a muchos de los brillantes científicos que habían huido de los horrores de la guerra y la persecución a los judíos, y siguieron su carrera en el exilio.
Estas son algunas de las universidades famosas de Alemania, Suiza y Austria que hicieron importantes contribuciones a la física, junto con algunos físicos notables que trabajaron en ellas:
Esta universidad, muy centrada en la ingeniería y la tecnología, ha dado varios premios Nobel de física, como Rudolf Mössbauer y Ernst Ruska.
Tiene un largo historial de excelencia en física y ha sido cuna de muchos físicos famosos, como Max Planck, Werner Heisenberg y Arnold Sommerfeld.
Con una gran tradición en ciencias naturales, sobre todo en física, ha dado al mundo físicos de la talla de Philipp Lenard, descubridor de los rayos catódicos, Walther Bothe y Wolfgang Ketterle, todos ellos galardonados con el Premio Nobel de Física.
Esta universidad suiza es una de las mejores de Europa en ingeniería y tecnología, y se centra sobre todo en la investigación. Entre los físicos más destacados que trabajaron en ella figuran Albert Einstein, Wolfgang Pauli.
Foto: Shepard4711
Es conocida por sus sólidos programas de investigación en física, especialmente en las áreas de astrofísica y óptica cuántica. Entre los físicos más destacados que trabajaron se encuentra Albert Einstein, que obtuvo allí su doctorado y trabajó en la universidad durante varios años a principios del siglo XX.
Esta universidad austriaca tiene un largo historial de excelencia en física y ha sido cuna de muchos físicos famosos, como Erwin Schrödinger, Lise Meitner y Wolfgang Pauli.
Cuenta con un sólido departamento de física centrado en la investigación en las áreas de física experimental, física teórica y biofísica. Entre los físicos más destacados que trabajaron allí se encuentra Viktor Franz Hess, descubridor de los rayos cósmicos y Premio Nobel de Física en 1936.
Debemos al trabajo de estos científicos infinidad de avances que hoy en día salvan y mejoran vidas, desde la microelectrónica que hace posible los ordenadores hasta las máquinas de diagnóstico por resonancia magnética de los hospitales. también cuentan con un homenaje constante cada vez que un estudiante de física, en algún país del mundo, pronuncia mal sus apellidos.
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