Ramon Grimalt, Universitat Internacional de Catalunya
Muchas personas consideran que lavar mucho o poco el pelo puede influir en su caída, o incluso que la marca o el tipo de champú que escojan puede modificar significativamente su salud capilar. Nada más lejos de la realidad. De hecho, podríamos decir que, en general, tendemos a darle demasiada importancia al champú.
Los champús actúan de forma externa y, en consecuencia, no tienen capacidad de penetrar el cuero cabelludo. Es más, que lo hicieran sería peligroso. Como ningún champú llega a la raíz, ninguno puede modificar la salud del pelo. Su aspecto sí, pero no su salud.
En nuestras consultas de dermatología recibimos múltiples consultas sobre salud capilar. Ofrecemos a continuación respuesta a las más frecuentes.
1. ¿Con qué frecuencia debemos lavarnos el pelo?
La salud del cabello no se ve influida, en ningún caso, por la frecuencia de lavado ni tampoco por el tipo de champú. Es un tema de estética e higiene, lo mismo que elegir cuándo cambiarse de jersey. Nosotros decidimos cuándo hacerlo, pero la salud de la piel (del cuero cabelludo) no se ve influida por la frecuencia.
Para eliminar la grasa, las abuelas pueden lavarse un día a la semana. Los adolescentes, en cambio, deberán hacerlo mucho más a menudo, sobre todo porque están en un momento hormonalmente explosivo. Los niños, antes de la pubertad, casi no tienen grasa en la cabeza y también se pueden lavar un día a la semana.
Durante la menstruación, las mujeres no necesitarán lavarse la cabeza tan a menudo, porque no producirá tanta grasa.
2. ¿Por qué los champús, las lociones y los suplementos vitamínicos no sirven?
Porque ningún champú ni loción penetra la piel hasta llegar a la raíz del pelo. Además, el primero es un producto que se enjuaga rápidamente.
En cuanto a las vitaminas, ya sean de aplicación externa como por vía oral, hay que partir de que una persona sana con una dieta variada no necesita suplementos vitamínicos. Lo que ocurre es que la industria farmacéutica quiere captar a toda la población mundial, no solo a los enfermos, sino también a los sanos.
Tampoco existe ninguna vitamina, champú o loción que influya en la calvicie: depende casi exclusivamente de factores genéticos. Es más, nuestro cuerpo, si lo dejamos tranquilo, funciona mucho mejor.
3. ¿Por qué se nos cae tanto el pelo?
Las personas confunden recambio capilar con caída. En realidad, lo más habitual es que mudemos el cabello. Cuando éramos animales y vivíamos al aire libre, las mudas tenían más sentido, porque servían para regular la temperatura del cuerpo. De hecho, muchos mamíferos siguen haciendo una muda estacional sincronizada, lo que implica que cada año, en el mismo periodo, renuevan su pelo. En su caso, el proceso está regulado por el clima.
Los humanos, sin embargo, hemos perdido esta sincronización, porque disponemos de calefacción, abrigos, aires acondicionados y demás reguladores de temperatura que no son siempre iguales y que despistan mucho al organismo. Aún así, mantenemos la tendencia a hacer “mudas” del pelo constantes.
Aprovechemos para aclarar algo fundamental: la caída de cabello y la calvicie son dos cosas radicalmente distintas; uno imagina que porque se cae el pelo se quedará calvo, pero no es así. Hay procesos de calvicie que no implican una mayor caída, sino sencillamente que la raíz no trabaja bien. Si llenamos la ducha o el peine de pelos, seguramente es señal de que estamos muy sanas, porque renuevo mi cabellera de forma eficaz.
En resumen, podemos utilizar el champú que más nos guste y lavarnos con la frecuencia que nos apetezca, ya que en ningún caso va a influir en nuestra salud capilar, sino solamente en nuestro aspecto e higiene. Es más, un rasta que no se lava el pelo en años tiene el mismo riesgo de calvicie que un deportista profesional que lo lave tres veces al día.
Lo mismo se puede decir de alternativas al champú como el vinagre u otros potingues desengrasantes: si uno se siente cómodo usándolos puede hacerlo. Pero si preferimos métodos “tradicionales” podemos continuar recurriendo al champú.
Concretamente con el vinagre, que ahora parece que ha despertado un cierto interés, se podría afirmar que sólo tiene una función levemente desengrasante. Por tanto, puede dar un aspecto agradable en algunos tipos de pelo, pero sin duda un buen champú con acondicionador conseguirá unos resultados estéticamente mucho mejores.
Ramon Grimalt, Profesor agregado del Departamento de Medicina. Facultat de Medicina i Ciències de la Salut., Universitat Internacional de Catalunya
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.
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