Un estudio realizado con chinches gigantes muestra por primera vez de manera experimental que durante una lucha entre dos individuos, gana el que menos daño recibe
“La primera regla del Club de la lucha es: nadie habla sobre el Club de la lucha. La segunda regla del Club de la lucha es: NADIE habla sobre el Club de la lucha. La tercera regla es: la pelea termina cuando uno de los contendientes grita ‘stop’, pierde la vertical o hace una señal». Lo que no sabíamos hasta ahora es que la tercera regla se aplica a las peleas entre chinches.
Es habitual que los animales de una misma especie luchen entre ellos por la comida o el territorio. Sin embargo, las peleas más frecuentes son entre los machos que buscan pareja. Esto ha provocado el desarrollo de las características más representativas de algunas especies, como la cornamenta de los ciervos o los cuernos de algunos escarabajos.
Los investigadores de la Universidad de Arizona en EE UU crearon un “club de la lucha” con chinches gigantes del mezquite. Estas chinches tienen unas púas en sus patas traseras y cuando luchan tratan de clavárselas a su rival en las alas. Como método de protección, aquellas zonas de las alas que suelen recibir más golpes han desarrollado un mayor grosor.
Zachary Emberts, autor principal del estudio, capturó 300 especímenes macho y los enfrentó de uno en uno. Quería comprobar si los animales que infligían más daño a sus adversarios durante la lucha tenían más posibilidades de ganar la pelea. Estos fueron seleccionados para el experimento porque sus lesiones no se curan, así que era sencillo estudiar los daños que provocaba la pelea.
Durante el experimento los científicos fijaron piel sintética sobre las alas de algunas chinches para protegerlas. De esta manera descubrieron que aquellos individuos con «armadura» tenían 1,6 veces más posibilidades de ganar la pelea. Esto indica que el daño es un factor determinante en los enfrentamientos.
Por último estudiaron los diferentes modelos de púas que tenían 17 especies de chinches pata de hoja, grupo en el que también se incluyen las chinches del mezquite. Las patas de algunas chinches tenían una gran púa, en cambio otras especies tenían varias hileras de púas. A través de este análisis querían estudiar la diversidad de las armas de estos animales y su evolución.
Tras la investigación descubrieron que no todos los modelos de púas producían el mismo daño. Sin embargo modelos muy distintos de púas producían daños similares lo que significa que la evolución ha encontrado caminos diferentes para conseguir el mismo resultado en una pelea para dejar al contrincante malparado.
REFERENCIA
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