Se han encontrado un pie, con su bota y calcetín que se cree que pertenecen a Sandy Irvine, desaparecido durante la expedición de George Mallory en 1924
Andrew Comyn «Sandy» Irvine, de 22 años, desapareció junto con el alpinista George Mallory en junio de 1924. Ambos intentaban convertirse en las primeras personas en escalar el pico más alto del mundo.
Sigue siendo un misterio si consiguieron su objetivo antes de morir. En 1999 se descubrieron los restos de Mallory, a los que les faltaba una fotografía de su esposa que el alpinista había planeado dejar en la cumbre. Irving, que llevaba una cámara Kodak que podría haber grabado una posible cumbre histórica, nunca fue recuperado. La cumbre se alcanzó oficialmente por primera vez 29 años después, cuando Edmund Hillary y Tenzing Norgay escalaron el Everest desde su cara sur en 1953.
Ahora, un equipo de documentalistas de National Geographic, entre ellos el oscarizado director Jimmy Chin y los alpinistas y cineastas Erich Roepke y Mark Fisher, han encontrado lo que creen que es el pie de Irvine.
Metido en una bota y con un calcetín cosido con su nombre, el pie fue descubierto en el glaciar central Rongbuk del Everest, más abajo de los restos de Mallory. «Levanté el calcetín», dijo Chin a National Geographic, “y hay una etiqueta roja que tiene cosido A.C. IRVINE”.
Irvine y Mallory fueron vistos por última vez el 8 de junio de 1924, cuando se disponían a escalar la cumbre. Uno de sus compañeros de expedición, Noel Odell, dijo haberlos visto cerca del segundo de los tres escalones de la montaña como dos pequeños puntos negros. Uno de los puntos atravesó la línea del horizonte durante una breve separación de las nubes y luego desapareció.
El cuerpo de Mallory fue encontrado a menos de 600 metros de la cima por el escalador estadounidense Conrad Anker. Los restos de Mallory estaban atados con una cuerda alrededor de la cintura y presentaban lesiones que sugerían que la pareja se había caído mientras estaban conectados.
Buscando cerca de estos restos y rastreando el glaciar en busca de pistas, Chin y su equipo localizaron la bota que se derretía en el hielo. «Ha sido un momento monumental y emotivo para nosotros y para todo nuestro equipo sobre el terreno, y esperamos que esto pueda por fin aportar tranquilidad a sus familiares y al mundo de la escalada en general», declaró Chin.
El equipo envió los restos a la China Tibet Mountaineering Association, responsable de los permisos de escalada en la cara norte del Everest. También se informó del hallazgo a la Royal Geographical Society, que organizó la expedición de Irvine y Mallory, y a la sobrina nieta y biógrafa de Irvine, Julie Summers.
«He vivido con esta historia desde que tenía 7 años, cuando mi padre nos habló del misterio del tío Sandy en el Everest», dijo Summers, según recoge The Guardian. «Cuando Jimmy me dijo que había visto el nombre AC Irvine en la etiqueta del calcetín dentro de la bota, me emocioné hasta las lágrimas. Fue y seguirá siendo un momento extraordinario y conmovedor».
La familia Irvine se ha ofrecido voluntaria para someterse a una prueba de ADN que permita determinar de forma concluyente la identidad de los restos. Mientras tanto, Chin y su equipo seguirán buscando más artefactos. Si se encuentra la cámara de Irvine y se puede demostrar que escalaron la cima, se podría reescribir la historia.
Imagenes: Jimmy Chin / National Geographic
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