Los neumáticos sin aire ni se pinchan, ni se revientan, ni tienen desgaste irregular. El Michelin Uptis empezará a comercializarse en 2024
Givisiez es una pequeña localidad de apenas 4.000 habitantes al oeste de Suiza con casas tradicionales al estilo del condado de Friburgo. A unos centenares de metros se encuentra su polígono industrial, una zona de naves que poco se diferencia de la de muchas otras ciudades salvo por una cosa. Allí se encuentra un centro de investigación único, el laboratorio donde Michelin, en 1998, empezó a trabajar en un material ligero y resistente compuesto de vidrio y resina (CVR). Jugará un papel fundamental en la conducción autónoma… y en la que no lo es.
La importancia de tomarse un café con los compañeros
Antonio Delfino, investigador principal de Michelin, no fue consciente de lo que tenían entre manos hasta que visitó el Centro de Investigación de Greenville en Carolina del Sur (EEUU).
«Allí conocí a dos ingenieros que llevaban meses tratando de desarrollar un neumático sin aire. Les hablé del producto de vidrio y resina (CVR) que habíamos desarrollado en Givisiez. Rápidamente nos pusimos a trabajar sobre ello. La relación personal y algunas tazas de café nos ayudaron a conseguir nuestros objetivos». El proyecto Michelin Uptis (Unique Puncture-Proof Tyre System), el neumático sin aire, había comenzado a andar, ¿o quizá rodar?
El material que tanto había deslumbrado a Delfino y al resto de investigadores de Michelin tenía la ventaja de ser lo suficientemente ligero, sólido y flexible como para soportar el peso de un vehículo y a la vez absorber y amortiguar los impactos… Con él fabricaron los radios de una rueda y los fijaron a la banda de rodadura. Adiós a la cámara de aire, a los pinchazos, al desgaste irregular. Habían logrado la cuadratura del círculo.
Un cambio que nos afectará a todos
Han pasado casi 25 años de la visita de Delfino al centro de Michelin en Greenville. Entonces la conducción autónoma apenas era una quimera, un sueño con muchas incógnitas por resolver. Adecuación de infraestructuras, responsabilidad en caso de accidente, adaptación de las normativas y posibles averías o pinchazos del vehículo estaban en la mesa de los responsables de la Administración pública, de los ingenieros de las marcas y de los fabricantes de neumáticos. Las cajas negras a bordo salieron en ayuda de quienes trabajaban en cómo solucionar la responsabilidad civil. Los legisladores empezaron a idear trazados para los vehículos sin conductor y Michelin dio alas al neumático sin aire, al Michelin Uptis. Pero, ¿y si el Uptis no fuera solo para los coches sin conductor? ¿Y si se equipara también en los modelos actuales?
«Uno nunca debe esperar a ver qué es lo que el cliente necesita. Debemos ofrecérselo antes de que tenga esa carencia», decía Édouard Michelin a sus ejecutivos. Es lo que va a hacer Michelin cuando empiece a comercializar el Uptis, el neumático sin aire, a partir de 2024. Basará su éxito en esa estructura de radios superresistentes, en el origen 100% sostenible de sus materiales biológicos y en poderse imprimir en 3D.
Nulo impacto ambiental
Cada año se desechan unos 200 millones de neumáticos en todo el mundo debido a pinchazos y daños causados por peligros en la carretera o por un desgaste irregular, según datos de Michelin. Solo en el verano de 2022 el crecimiento de los partes de asistencia por daños en los neumáticos ha crecido un 19% respecto al año anterior y un 26% en relación a 2019, según un informe de Axa Partners. Reparar uno de ellos cuesta alrededor de 25 euros, además de la complejidad de la operación. Pero sustituirlo cuando revienta es más costoso aún. El precio puede superar los 150 euros por unidad y casi siempre obliga también al remplazo de su homólogo paralelo. Al Michelin Uptis no le pasa nada de esto.
Camino despejado para el Uptis
La búsqueda para tratar de encontrar un neumático sin aire funcional no es nueva en el mundo de la automoción. Los primeros prototipos para automóvil se desarrollaron en los años 90. «No permitían recorrer grandes distancias cuando se pinchaban», explica Timothy White, desarrollador de Michelin. «Nosotros queríamos encontrar un producto que tuviera un rango ilimitado de utilización. Ese era el reto». En 2005 sentaron las bases definitivas con el Michelin Tweel, un modelo sin aire que dio buenos resultados en cortadoras de césped y vehículos de baja velocidad. Con él se allanó el camino al Michelin Uptis, el neumático que ni se pincha, ni revienta.
Givisiez (Suiza) y Greenville (EEU) no están hermanados como sí lo están muchas otras localidades del mundo. Sus ciudadanos sin embargo comparten una emoción común, la de estar siendo protagonistas del desarrollo del neumático de Michelin que acabará por fin con la rueda de repuesto.
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