El Hyundai Ioniq 6 ha sustituido los tradicionales espejos retrovisores por cámaras. Esta es la razón
Los espejos retrovisores digitales no son nuevos en el mundo de la automoción, pero sí una rara avis casi exclusiva de vehículos con cierta personalidad. Es el caso del Hyundai Ioniq 6, candidato a los premios Women’s World Car of the Year. Se trata de un coche 100% eléctrico de 4,8 metros que se comercializa con tracción trasera o integral.
La obsesión por alcanzar un coeficiente aerodinámico de 0,21 Cx fue una de las motivaciones que determinó que los ingenieros de Hyundai se cuestionaran los retrovisores tradicionales. Entre los objetivos del departamento técnico estaba el poder ofrecer una gran autonomía que finalmente se ha establecido en 614 km en la versión más potente de tracción trasera. Para lograrlo, estudiaron la historia de la automoción, de la aviación y de la propia naturaleza.
El Stout Scarab (1930), el primer monovolumen real del mundo del automóvil, el prototipo del cupé Phantom Corsair (1938) y el Saab Ursaab Streamliner (1945) fueron sus principales influencias en el mundo del motor. En el de la aeronáutica, pusieron sus ojos en el Supermarine Spitfire, un famoso avión de combate británico de la Segunda Guerra Mundial. De él tomaron el concepto de utilizar un alerón para absorber el flujo de aire del techo y reducir la resistencia aerodinámica. El protagonista de la naturaleza fue el halcón peregrino, un ave con una morfología que le permite alcanzar los 390 km/h cuando se lanza en picado tras su presa.
El resultado de inspirarse en todas estas fuentes determinó que el Hyundai Ioniq 6 tuviera una silueta similar a la del ala de un avión. A altas velocidades, la diferencia de presión entre la parte superior e inferior del vehículo, en combinación con el alerón trasero, fueron determinantes para garantizar la máxima penetración en el aire incluso durante la conducción rápida.
Dinámica de fluidos aplicada al automóvil
En el estudio aerodinámico del Ioniq 6, los ingenieros de Hyundai utilizaron también una tecnología conocida como técnica de Morphing junto con un análisis computacional de dinámica de fluidos. Esto se tradujo en la aplicación de un sistema aerodinámico denominado AAF (Active Air Flap). La idea consiste en un dispositivo electromecánico que controla el flujo del aire hacia el interior del vano motor con el objetivo de mejorar la eficiencia eléctrica y aerodinámica. El funcionamiento se basa en unos pequeños alerones montados en el parachoques delantero que se abren o cierran automáticamente a través de un servomotor eléctrico. También contribuyen a la refrigeración, que representa más del 20% de la resistencia total del aire. Y esto no es baladí en determinadas circunstancias porque, solo por poner un ejemplo, cuando la velocidad se duplica de 80 km/h a 160 km/h, la resistencia del aire aumenta cuatro veces.
Los retrovisores digitales evitan el ángulo muerto y mejoran la aerodinámica
Por eso el reducir la resistencia de los espejos retrovisores al aire era igualmente decisivo. De ahí que los diseñadores de la casa centraran su trabajo en cámaras laterales para controlar digitalmente el tráfico. No solo tenían la ventaja de ofrecer menor resistencia aerodinámica, sino que también eliminaban los ángulos muertos de los retrovisores tradicionales. A diferencia de los sistemas convencionales, un retrovisor digital siempre ofrece una visión perfecta libre de reflejos y suciedad. Y lo hace a través de unas pantallas situadas en los extremos del salpicadero.
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