El Omoda 5, un SUV compacto, es el primer lanzamiento del grupo Chery en España
Los fabricantes chinos están imparables. Es como si de pronto hubieran descubierto que hay vida más allá de sus fronteras. Dispuestos a conquistar comercialmente territorios aún vírgenes para ellos, se han lanzado a la comercialización de marcas y modelos de automóviles como si no hubiera un mañana. El último modelo en llegar es el Omoda 5, un SUV compacto de 4,4 metros perteneciente al grupo Chery que podría competir con el Hyundai Tucson y el Volkswagen Tiguan entre otros.
¿Qué es Chery?
Chery es un coloso industrial chino. Como la mayoría de los fabricantes de China tiene una vida muy corta –nació en 1997–, pero un crecimiento rapidísimo. Al amparo de Chery no solo se comercializa Omoda sino también otras marcas en el mundo como Jaecoo, que también llegará al mercado español en 2024, Exeed, Xlantis y Qoros.
El modelo que ahora se comercializa, el Omoda 5, es el primero de la avanzadilla. Se trata de un SUV, candidato a los premios del Women’s Worldwide Car of the Year, que inicialmente se venderá con un motor de gasolina de 185 caballos y 1.6 litros de cilindrada y una aceleración 0-100 en 7,8 seguntos. También llegará a lo largo del primer trimestre del año una versión 100% eléctrica para ir tomando posiciones en la eclosión que muy previsiblemente experimentará la electromovilidad en poco tiempo en nuestro país.
Una de las grandes diferencias respecto a algunas de las marcas chinas que se venden en España es que iniciará su andadura sin intermediarios ni compañías importadoras. Omoda desembarca en España como marca propia y con una red de concesionarios que de momento arranca con 39 localizaciones repartidas por toda la geografía. Su intención es llegar a los 80 puntos a lo largo de 2024, todos con asistencia técnica, y asegurar la rapidez en las operaciones de puesta a punto y mantenimiento entregando las piezas a cada taller en menos 24 horas.
La presión de Ursula von der Leyen
Los detractores de las marcas chinas argumentan los beneficios fiscales y subsidios que reciben de parte de su gobierno. Razón no les falta. La política proteccionista de China les proporciona una ventaja competitiva muy difícil de contrarrestar por parte de las firmas occidentales tradicionales. A ello se suma la delantera que han tomado las firmas chinas en cuanto a las baterías, no solo respecto a su desarrollo, sino también tomando posiciones de control sobre materias primas como el litio y el cobalto. Europa se ha dormido en los laureles en este sentido; China, no.
En Bruselas se han dado cuenta de ello y empiezan a cuestionarse si no habría que penalizar las importaciones de automóviles chinos para proteger nuestra propia industria. De hecho, a principios de octubre las autoridades comunitarias ya empezaron a tomárselo verdaderamente en serio, pero para entonces el grupo Chery, incluida su marca Omoda, ya había iniciado conversaciones para ensamblar sus coches en la Zona Franca de Barcelona, en las instalaciones que hasta hace poco eran de Nissan. De confirmarse el acuerdo, Omoda podría esquivar los posibles aranceles o penalizaciones a la venta de coches chinos en nuestro continente. Una vez más, China ha ido por delante.
España en primer lugar
España será el primer país europeo en el que se venderá el Omoda 5. Consideran en Chery que los consumidores españoles están más abiertos a nuevas marcas e innovaciones que otros mercados. Sea como sea, ni en España ni en el resto de la Unión Europea Omoda lo va a tener fácil. Demasiadas marcas y muchos más modelos tratarán de evitar que el Omoda 5 levante la cabeza. Se enfrenta a marcas occidentales que nacieron el siglo pasado y que ya forman parte de nuestra cultura y tradición automovilística. ¿Qué ofrece el Omoda 5 para contrarrestarlo? Buenos acabados y alto equipamiento, por supuesto. Pero eso también lo ofrecen sus rivales. ¿El precio? Bueno, habrá que ver cómo se posicionan. De momento han revelado que la versión más equipada se pondrá a la venta en menos de 30.000 euros. No está mal.
¿Cómo es el Omoda 5?
En el frontal destaca una calandra tipo nido de abeja que se fusiona con el paragolpes. En el lateral han optado por un concepto que muchos en el sector del automóvil definen como “techo flotante”. Bajo esta denominación se engloban aquellos diseños que disimulan los montantes traseros para hacer parecer que el techo vuela. Y en la zaga, con cierta similitud con el Range Rover Evoque, destaca sobre el portón el código alfanumérico 290 T. Responde al par motor de este coche, un concepto común en los departamentos técnicos de la marca, pero poco habitual entre los consumidores.
El par motor es la medida de fuerza que se ejerce para hacer girar un objeto alrededor de un eje. Es como si intentamos abrir una puerta un poco atascada. La fuerza que ejercemos para abrirla es el «empuje»; en un coche, es la que necesita para moverse. Cuanta mayor resistencia ofrezca la puerta, más empuje se necesitará. En el caso de un motor, esa capacidad se llama «par motor».
El interior del Omoda 5 está dominado por una enorme pantalla dual compuesta por otras dos de 20’5” al estilo de lo que ya están haciendo Kia, Hyundai o Mercedes-Benz entre otros. Una gran consola flotante separa los dos asientos delanteros con un espacio bajo ella para dejar el bolso. También la habitabilidad es acertada, aunque una pequeña sobrelevación del piso bajo las butacas delanteras puede incomodar a los pasajeros traseros que quieran estirar las piernas. Y como detalle a destacar, incorpora rueda de repuesto de galleta, una excepción en un sector en el que los kit antipinchazos, con todos sus inconvenientes, dominan el panorama.
Tonterías, las justas
La apuesta por la tecnología es total porque Omoda no puede jugársela escatimando en equipamiento en su primera aparición en Europa. Porque sí, este modelo ha sido construido especialmente pensando en el mercado europeo, en sus limitaciones medioambientales, en las preferencias de sus consumidores y en sus exigencias en materia de seguridad –cuenta con la máxima calificación en materia de seguridad en los test de EuroNcap–. Y esos gustos pasan por un cambio de marchas automático de doble embrague y siete velocidades que también se puede accionar manualmente mediante la palanca de cambio situada en la consola central. ¿Habría sido mejor recurrir en lugar de ello a las típicas levas de accionamiento de marcha en el volante? Probablemente, sí. Pero, seamos francos ¿quién utiliza el cambio secuencial? Pocos usuarios lo hacen, salvo en carreteras de montaña.
Las transmisiones de doble embrague se hicieron muy populares de la mano del grupo Volkswagen en los años 80. Fue Porsche la primera que apostó por esta solución, aunque poco a poco la han ido incorporando el resto de las firmas del consorcio y del sector. Basa su funcionamiento en dos embragues, uno para las marchas pares y otro para las impares. El objetivo es que la transmisión tenga siempre ya engranada de forma automática la siguiente marcha que el coche va a necesitar. La rapidez en el engranaje de las velocidades es la mejor consecuencia de este sistema, aunque el Omoda 5 no destaca por ello.
El comportamiento en términos generales es bueno. El chasis responde y da confianza. Ahora solo falta que una marca desconocida como Omoda también lo haga.
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