Porque varían sus hábitos naturales, necesarios para su supervivencia. Hasta ahora se sabía que poner comederos en ventanas o parques (algo muy habitual en EEUU y Reino Unido) los hacía dependientes. Pero ahora dos estudios con herrerillos comunes y carboneros comunes han descubierto que, al tener la comida localizada, invierten demasiado tiempo en custodiarla, y como resultado sus huevos son menos numerosos y más pequeños; y además, los cuidan menos tiempo.
Redacción QUO
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