En 1993, la isla de Hokkaido, en Japón, sufrió un terremoto de magnitud 7,7 que está considerado uno de los más devastadores en la historia reciente del país asiático. La cifra de muertos ascendió a 97.
Tras el seísmo, la isla sufrió el azote de un tsunami, que golpeó la costa con dos olas sucesivas. Pero también se produjo otro efecto extraño e inesperado, que ha permanecido sin explicación hasta hoy. Tras el paso de la primera ola, varios de los barcos de pesca que estaban anclados en el puerto comenzaron a arder. Y, conforme se acercaba la segunda ola, se creó una fuerte ráfaga de viento, que empujó las embarcaciones en llamas contra la ciudad, extendiendo el fuego a las casas más cercanas.
Pero, ¿cuál fue la causa de aquel incendio inesperado? La respuesta la ha encontrado un equipo de la Universidad de Shinshu. Según las simulaciones realizadas por los investigadores, todo parece indicar que se debió a la explosión de bolsas de metano acumuladas bajo el lecho marino y que fueron liberadas tras el paso de la primera ola del tsunami.