Durante los últimos cientos de millones de años la Luna ha ido encogiendo a medida que se enfriaba y eso ha dejado marcas, grietas, arrugas y fallas que hoy pueden estudiarse y para averiguar su edad, su razón de ser e intentar predecir su futuro.
¿De dónde provenía ese calor?
La degradación de los elementos radiactivos que la formaban, hicieron que la luna se calentara lo suficiente como para fundirse. Pero en la NASA no tenían claro si se fundió por completo o solo la parte superficial de la Luna. Parece poco importante, pero esas dos hipótesis difieren mucho en la predicción de los arrugada que debería estar su superficie, por lo que esperaban que estudiando los escarpes superficiales pudiera averiguarse quién estaba en lo cierto.
El Programa Apolo
Las fotografías de alta resolución que incluía, revelaron que había también pequeños escarpes debidos a fallas en la corteza lunar. Fue muy útil aunque el proyecto no cubriera toda la Luna, ya que orbitaban solamente alrededor de su ecuador. Fue posteriormente, gracias a los datos de la cámara del Lunar Reconnaissance Orbiter (LRO), cuando se pudo comprobar que había más escarpes en otros lugares de la Luna. Esto demostró que era una constante, así que se validó la tesis que defendía que la Luna se fundió completamente y durante miles de años se fue enfriando desde dentro.
¿Y ahora, encoge o no?
Un nuevo análisis sugiere que la luna todavía hoy puede estar disminuyendo y produciendo activamente terremotos lunares a lo largo de estas fallas de empuje. Un equipo de investigadores, incluido Nicholas Schmerr, profesor asistente de geología en la Universidad de Maryland, diseñó un nuevo algoritmo para volver a analizar los datos sísmicos de los instrumentos colocados por las misiones Apolo de la NASA en los años sesenta y setenta.
Durante las misiones Apolo, los astronautas colocaron sismómetros en la superficie de la luna. Registraron 28 lunamotos poco profundos, el tipo que producen las fallas tectónicas, desde 1969 hasta 1977. En la Tierra, esos temblores habrían tenido una magnitud de aproximadamente 2 a 5 en la escala de Richter.
Cruzando esos datos con los de las imágenes LRO pudieron confirmar que al menos ocho terremotos lunares fueron causados por las fallas. “Además –añaden los investigadores–, tras analizar el tiempo de estos ocho eventos, encontramos que seis ocurrieron cuando la Luna estaba a menos de 15.000 km de distancia del apogeo (punto de la órbita en el que está más lejos de la Tierra)” debido al modelo de las fuerzas mareales.
«Para mí, estos hallazgos enfatizan que tenemos que volver a la luna», dijo Schmerr. «Aprendimos mucho de las misiones de Apolo, pero en realidad solo arañaron la superficie. Con una red más grande de sismómetros modernos, podríamos hacer grandes progresos en nuestra comprensión de la geología de la luna. Esto proporciona frutos muy prometedores para la ciencia».