Popularmente conocido como el lago Rosa, por obvias razones, su nombre original es Retba y se encuentra al noreste de la capital de este país africano, Dakar. El agua de este cuerpo tiene una concentración salina de un 40%, lo que permite flotar en él y sí, su color tiene una explicación (bio)lógica: en principio se creía que se debía a las grandes concentraciones de un alga, la Dunaliella salina, habituada a vivir en ambientes extremos. Esta alga se protege de las condiciones de radiación, salinidad y temperatura del entorno produciendo grandes cantidades de beta carotenos, muy utilizados en la industria cosmética.
Pero un estudio realizado por Aharon Oren del Instituto de Ciencias de la Vida de la Universidad Hebrea de Jerusalem, demostró que se debe a una arquea, la Halobacterium, que tiene una proteína sensible a la luz que reacciona para dotar al lago de esta tonalidad única.
Si te interesan este tipo de lagos, no deberías perderte el Lago Kelimutu, en Indonesia, un cuerpo de agua de origen volcánico, aislado en un cráter, que se divide en tres lagos independientes de color azul, marrón y verde.
Juan Scaliter
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