Mira bien. Con atención, descubrirás en el costado derecho de ese tronco dos rayitas similares a ojos, y un manto de plumas, y un pico. Cuando el contorno de un ave aparezca claro ante tus ojos, presta atención a esa otra protuberancia bajo su cuello. En efecto. El centro superior de la foto lo ocupa una pareja de podargos australiano (Podargus strigoides), en una pose en absoluto excepcional. Estas aves pasan sus noches cazando insectos, pequeños roedores o caracoles contra los que se abalanzan desde lo alto. Los días los dedican al descanso y la quietud casi absoluta, incluso en las partes bajas de los árboles. Para evitar que los depredadores aprovechen su sueño, eligen las maderas más parecidas a la tonalidad de su plumaje y se fusionan visualmente con ellas. Con auténtica pericia, como vemos.
El espectáculo puede contemplarse por todo el territorio australiano, ya que se extienden por bosques, campos y ciudades. Esta pareja fue sorprendida en la estación Neds Corner de Victoria. El autor de la imagen, Wayne Longmore, participaba en una expedición del proyecto Bush Blitz para documentar la flora y fauna australiana.
Los podargos son una especie muy conocida y sus nidos pueden verse como construcciones sueltas de ramas cruzadas sobre las bifurcaciones de los troncos. En ellos, la hembra deja puestas de 2 a 3 huevos, que el padre incubará durante el día. Por la noche, ambos se turnan para protegerlos y buscar alimento. Muchos ejemplares mueren atropellados por coches cuando vuelan en pos de alguna presa y quedan paralizados por la luz de los faros.
Pilar Gil Villar
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