A pesar de que parecen animales mansos, las vacas que pastan en libertad en los montes tienen un instinto de protección muy desarrollado y este puede activarse si ven que su entorno no es seguro y sus terneros corren peligro. Tanto que pueden llegar a atacar con fuerza contra sus propios cuidadores como senderistas que pasean por el campo sin que haya habido interacción alguna con ellas. Más aún cuando acaban de dar a luz.
Según un informe realizado por la “Health and Safety Executive” (organismo británico encargado de la seguridad en el trabajo), desde el año 2000, 74 personas han fallecido debido al ataque de una vaca en Reino Unido, la gran mayoría granjeros, pero es alarmante que un 24% de de estas muertes fueron senderistas que andaban libremente por el campo. Muchos creerían que los toros son más propensos a atacar, pero no, de entre todos los datos recogidos por el informe de la HSE, menos del 2% de los ataques fueron producidos por ellos, y ninguno acabó en muerte.
Pero, ¿qué les provoca atacar? En principio, veterinarios y ganaderos coinciden en que las reses recién paridas tienen un instinto maternal de protección muy fuerte, lo que provoca que si se sienten amenazadas hagan lo posible por atacar. Además, según el informe, el ir acompañado de un perro no ayuda, ya que los consideran depredadores. De hecho, un 94% de las personas que fallecieron iban con ellos en el momento del ataque.
Un caso reciente en España sucedía en la localidad de Terán de Cabuérniga, en Cantabria, donde el pasado mes de abril fallecía una mujer de 58 años por la embestida de una vaca. Según apuntaba “El Diario Montañés”, quien recogía la noticia, los ganaderos de la comarca aseguraban que la actitud de las reses es un comportamiento ancestral y que se activa cuando las vacas dan a luz “su sentido maternal y de protección se desarrolla de una forma muy fuerte, más que en cualquier otra especie, nada más parir». Otro caso parecido ocurrió en 2016 en Kukuarri, en Orio, donde un hombre de 59 años y otro resultó herido por la embestida de una res.
Estos no son casos aislados, son muchos los recogidos por la prensa cada año. En 2016, dos personas fueron atacadas en diferentes momentos en la cima del monte Pasagarri, en Vizcaya, cuando paseaban o practicaban deporte en la zona. En este caso, solo hubo que lamentar contusiones, pero el susto se les quedó en el cuerpo. Uno de ellos fue Txerra Arberas: “De repente me vi en el suelo con las cabezas de las tres vacas encima golpeándome sin parar. No hacían más que gruñir, enfadadas” (Deia, abril 2016).
Así que si te cruzas con ellas en el monte, a pesar de que parecen animales sosegados, ten cuidado porque puedes interrumpir su paz y que ataquen. Por ello, sé prudente y evita hacer que las vacas se sientan acorraladas o en peligro o que vean que su ternero o su propia vida estén en peligro harán todo lo posible por defenderse.
Fuente: The Conversation
Alberto Pascual García
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