Un estudio de la Universidad de Keele ha permitido identificar lo que los gatos quieren transmitir cuando ronronean y han llegado a la conclusión de que existen diferentes tipos según sus necesidades, la actividad que está realizando y la relación que tiene con otros felinos. Así lo apunta Jan Hoole, líder de esta investigación: “El análisis del sonido ha mostrado que cuando un gato está pidiendo comida, ya sea a su madre o a un humano, su ronroneo tiene una nota de tono alto que es similar en frecuencia a la del llanto de un bebé, pero no tan fuerte. Esto afecta al estado hormonal de los mamíferos femeninos y estimulan una respuesta de cuidado y protección hacia quien emite el sonido”.
Eso sí, cuando un gato está siendo acariciado o se acurruca junto a su dueño en el sofá, el ronroneo que produce es mucho más soporífero y en general calmante: “En esta caso, en el análisis sonoro falta el componente de llanto”.
Según el estudio, los gatos adultos ronronean cuando están cerca o en contacto físico con otro compañero de especie, cuando se están limpiando, cuando interactúan con un juguete o mientras comen. Todos ellos, momentos en los que están solos y no necesariamente con seres humanos alrededor. Pero cierto es que si necesitan comer o que les acaricien lo harán más a menudo.
Pero no todo es bueno. Según los veterinarios, los gatos también pueden llegar a ronronear si sienten un gran dolor o incluso poco antes de morir. Puede resultar incongruente, teniendo en cuenta que esta forma de comunicarse está relacionada con el placer, pero en realidad están pidiendo ayuda: “Puede ser una forma de enmascarar que están lesionados o que son vulnerables. Si eres un animal pequeño, aunque seas carnívoro, no es una buena idea mostrar debilidad, ya que podría alentar a los depredadores a que le atacasen”, apunta la profesora Hoole.
A pesar de que no se ha llegado a dar con el mecanismo que produce este sonido, se sabe que implica los músculos de la laringe y el diafragma, el cual es activado por estímulos de actividad nerviosa procedentes del cerebro, los cuales se producen unas 20 o 30 veces por segundo. Esto ocurre cuando los gatos respiran, tanto en el proceso de inhalación como en el de exhalación, lo que explicaría el continuo sonido del ronroneo.
Fuente: ScienceAlert
Alberto Pascual García
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