Muchas especies de primates tienen sociedades muy jerarquizadas, en las que unos pocos ejemplares ocupan las posiciones dominantes, y el resto se sitúan en un estatus más bajo. Pero, ¿podría existir algo parecido a una lucha de clases entre ellos? Pues parece que sí, según una investigación realizada por investigadores de la Universidad de California.
Los autores del estudio analizaron el comportamiento de diversos grupos de macacos y descubrieron que las hembras situadas en el escalafón social inferior pueden levantarse contra las que ocupan un nivel superior siempre, eso sí, que cuente con suficientes aliadas.
También tiene que existir otra condición para que esta revolución se produzca. La mona rebelde tiene que ser consciente de que tiene un tamaño mayor que su rival, de lo contrario no intentará sublevarse ni aunque tenga aliadas.
Por el contrario, las hembras situadas en el escalafón social superior, no necesitan de ninguna ayuda para mantener su estatus. Es como si su categoría ya les concediera una ventaja sobre sus adversarias pues estas, de entrada, se siente intimidadas en su presencia.
Los investigadores documentaron unos once mil intentos de rebelión durante dos años, entre unos trescientos grupos de macacos. Dichos intentos se saldaron con resultados diversos; algunos tuvieron éxito y otros no.
Hay que decir también, que esas rebeliones raramente se saldan con la muerte de alguna de las contrincantes, y que sucesos en los que toda la manada aniquile sus líderes, son realmente extraños. Vamos, que la sangre no suele llegar al río.
Vicente Fernández López
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